El estallido social la dejó sin trabajo y la pandemia sin recursos. Ese fue el momento en que esta publicista de 33 años decidió profesionalizar el hobby que tenía desde los 10 años y empezó a vender sus cuadros. Hoy, su trabajo que refleja su pasión por el montañismo, se expone en dos galerías de la capital.
“Cuando pequeña tomé clases para aprender distintas técnicas, pinté en óleo, carbón y pastel. Nunca lo dejé, era algo así como un hobby permanente que combinaba con mi trabajo en marketing”, recuerda, Claudia Castillo, una de las artistas que emergieron con fuerza durante la crisis sanitaria desatada por el covid19.
El año 2014, durante unas vacaciones en el Valle del Elqui, subió su primer cerro y la experiencia transformó su vida. “Fue como un amor a primera vista y aunque era una montaña pequeña, cuando llegué a la cima y sentí el silencio mientras contemplaba la panorámica; supe que tenía que plasmar lo que ahí había sentido”.
Al regresar a su estudio, inmortalizó la vivencia en un lienzo y adoptó el montañismo como una forma de vida. “Cuatro años más tarde, subí al Aconcagua que es como un pequeño Everest y fue increíble. Conocí a personas de todo el mundo y observé miles de postales perfectas que luego pude reproducir”.
Con el inicio de la pandemia y sin trabajo, se animó a vender su primera obra de las Torres del Paine. “Lo subí a Facebook y en menos de una hora ya estaba vendido. Fue un buen augurio y al mes ya había logrado vender 11”, recuerda. “En algún sentido, siento que soy de las pocas personas que se vieron beneficiadas con la pandemia”.
–¿Cómo definirías tu arte?
–“Es un arte totalmente enfocado en el magnetismo de la montaña, busco transmitir lo que uno siente en las alturas. Lo defino como una ventana, donde vuelco experiencias y emociones. Antes buscaba la inspiración en todo, pero ahora sólo pinto montañas. Mi objetivo es consolidarme como una artista asociada a las montañas y ser reconocida en el mundo entero”.
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