POR: Agustina Morán y Natalí Aun Santiago (MAE Emprendedoras)
Emprender hoy en Argentina es una tarea ardua. A veces escuchamos o leemos frases como “la independencia emprendedora”, “emprender es para cualquiera”, “trabajá de lo que amas y nunca más trabajarás”, “emprendé y no tendrás más jefes” etc.
Ha habido en este último tiempo una cierta tendencia a idealizar el universo emprendedor, y la realidad es que a la hora de emprender uno debe tener mucha claridad de todo lo que ello conlleva (además de mucha perseverancia y orden). Hay que tener objetivos y concretos, saber con qué capital cuento, cuál es mi plan de crecimiento, cuál es mi equipo, cuán flexible es mi estructura para sostener procesos inflacionarios como el que vivimos, entre otras preguntas.
Tener algunas de estas respuestas en la mente es lo que hace que igualmente y dentro del contexto de Argentina, el universo emprendedor tenga resultados positivos.
Desde MAE notamos que el “ADN” emprendedor está en crecimiento. Crecimiento, por un lado, por interés personal y, por otro, claramente por una necesidad económica. Para ponerlo en números, según el informe Global Entrepreneurship Monitor (GEM), el 23,3% de los adultos argentinos está involucrado en algún tipo de actividad emprendedora. Esto significa que casi 1 de cada 4 argentinos es emprendedor.
Siguiendo un poco con el informe (GEM) de este universo emprendedor, el 53,7% son hombres y el 46,3% son mujeres. Ahora bien, lamentablemente ese porcentaje no se sostiene en el tiempo y de cada 5 emprendimientos consolidados, sólo 1 es de mujeres. La pregunta es: ¿qué pasa que los emprendimientos femeninos no escalan?
Según la OIT a nivel mundial, aproximadamente el 50% de las mujeres en edad de trabajar forman parte de la población activa, frente al 75% de los hombres. Pero la presencia femenina en los cargos altos de las empresas es baja. En la actualidad, según el último estudio de Grant Thornton, sólo el 34% de los puestos directivos están ocupados por mujeres a nivel global; en Argentina el porcentaje se ubica en el 29%.
En definitiva, la presencia femenina está tanto en el mundo corporativo como emprendedor. Pero la preocupación es la escalabilidad de ambas presencias. Fomentar el crecimiento de la mujer en las aulas, los emprendimientos, organizaciones públicas y el mundo corporativo hacen por un lado a la diversidad y por el otro a la equidad y equilibrio.
Emprender es mucho más que vender un producto o servicio, es independencia económica, es libertad, es contribución económica al país y mucho más. Como emprendedoras vamos a tener un montón de momentos en los que vamos a estar tentadas de hacer otras cosas. Sólo la consistencia nos va a permitir ser más eficientes al tomar decisiones. A veces perdemos mucho tiempo pensando si vamos por un camino o el otro. Lo importante es siempre preguntarnos: ¿esta decisión me va a acercar a lo que estoy buscando? El camino emprendedor es y será siempre una buena ruta para acercarnos a nuestros sueños.
Sé el primero en comentar