Por: Katherinne Hernández, Coach de autoconfianza y relaciones.
Hoy por hoy, el concepto de empoderamiento femenino se ha vuelto casi un trending topic al momento de hablar de mujeres. Se usa en el ámbito financiero, laboral, familar e incluso en el amoroso. La sola palabra habla por sí misma y tan solo escucharla hace surgir en nosotras un deseo por tomar ese poder que quizás hemos venido relegando por siglos y siglos en el pasado.
El asunto es que, sobre todo en el ámbito de las relaciones y vínculos amorosos, el empoderamiento vino a convertirse en un estandarte tan pesado que temo que a la larga, nos cueste trabajo seguir sosteniendo.
“Las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan” podría ser el slogan más reciente de este malentendido concepto.
Porque en tanto continuemos limitando y suprimiendo nuestros espacios de vulnerabilidad, seguiremos perpetuando una imagen de mujer de hierro que en el campo amoroso tiene más contras que pros.
Juzgue usted los siguientes ejemplos (cualquier semejanza con la realidad es mera coincidencia):
-Daniela está viviendo la quiebra de su empresa. Su cuenta bancaria está en rojo y por primera vez tiene la necesidad de pedir ayuda económica a su pareja para algo tan básico como comprar sus toallas higiénicas. Se siente tremendamente incómoda, débil e incluso tonta…siempre fue una mujer económicamente empoderada e independiente.
-Sandra se separó hace 3 años. Dice haber dado vuelta la página, pero desconfía de cada nueva relación que inicia. Le gustaría tener una pareja que la ame y la respete, pero “ya no es la misma ingenua de antes”, dice mientras agrega…”ahora soy una mujer libre y empoderada”
-Carla es una joven de 29 años. Ama ser mujer y le encanta haber nacido en este siglo donde siente que hay más libertad de expresión en todo sentido. En el aspecto amoroso, quisiera estar en pareja, pero no ha tenido suerte, dice.
Rara vez pasa de la primera cita porque los candidatos simplemente no cumplen el estándar. Así que prefiere disfrutar de una buena noche de sexo, sin compromiso. “Una mujer empoderada sabe lo que quiere”, dice. “Eso a algunos hombres les asusta”
¿Es entonces el empoderamiento un lobo vestido de oveja?
Personalmente creo que lo que hace falta es una simple depuración del concepto (vamos a esquilar la oveja, entonces).
Mujeres, cuando hablamos de “empoderarnos” en el ámbito amoroso, nos referimos a retomar algo que es inherente a nosotras y que es justamente donde radica nuestro poder: nuestra vulnerabilidad.
Definida como incertidumbre, riesgo y exposición emocional, la vulnerabilidad es requisito indispensable para aperturarnos al amor, ya que es la que nos permite confiar, arriesgar, recibir ayuda, reconocer nuestra necesidad del otro, mostrarnos en autenticidad, respetar nuestra emocionalidad y amar desde un espacio de libertad.
Tremendo concepto ¿no?
Teniendo en cuenta estas diferencias, creo que bien vale la pena darle una vuelta a lo que estamos comprendiendo por empoderamiento femenino y entender que hoy por hoy, con todo lo que hemos avanzado…
…las mujeres lloran, ríen, aman, gozan su sexualidad a tope….
Ah! y por supuesto, también facturan.
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