Aunque muchos piensan que la típica y luminosa calabaza con ojos y boca, y los disfraces de calaveras característicos del 31 de octubre nacieron en Estados Unidos, lo cierto es que esa fiesta es previa al mundo grecorromano. Fernando Wilson, doctor en historia de la Facultad de Artes Liberales de la Universidad Adolfo Ibáñez y Cristóbal García-Huidobro, historiador y académico de la USACH, explican de dónde viene esta celebración.
Fueron los inmigrantes irlandeses los que en 1840 introdujeron la fiesta de Halloween a Estados Unidos. Pero recién se empezó a celebrar de manera masiva –y tal como la conocemos hoy- a partir de 1920. “Fue en el estado de Minnesota y tuvo que ver con una señora que buscaba que los niños dejaran de hacer maldades en la víspera del Día de Todos los Santos. Ella se llamaba Ruth Kelley y se le ocurrió la idea de darles dulces a los niños, pero se enfrentó a un fracaso monumental, porque les daba dulces y ellos igual seguían haciendo maldades, entonces optó canalizar esa ‘maldad’ y dejarlos que se disfrazaran y, de alguna manera, sobornarlos. De ahí viene eso del ‘truco o travesuras’”, cuenta Cristóbal García-Huidobro, historiador y académico de la USACH.
Pero eso es una parte muy reciente de la historia de Halloween. Fernando Wilson, doctor en historia de la facultad de Artes Liberales de la Universidad Adolfo Ibáñez explica que, en términos gruesos, Halloween es una de las fiestas preclásicas que quedaron dentro del folclore europeo. “Cuando decimos preclásico quiere decir que estamos hablando previo al mundo grecorromano y, en ese sentido, lo que nosotros hoy conocemos como los celtas son básicamente una sucesión de migraciones de distintas etnias que se desarrollaron en el periodo inmediatamente anterior al histórico. Se discute si se trata de 3 a 6 pueblos (…) El mundo germánico y, posteriormente, el romano heredaron tradiciones que provenían del acervo celta de manera muy rica, muy viva, y las incorporaron primero en sus tradiciones y se transmitieron muchas de ellas al mundo cristiano”, explica el académico.
Halloween, continúa el experto, es lo opuesto a la fiesta de la primavera. “Representa el final del verano y el inicio del otoño. De la misma forma que la fiesta de la primavera se celebra como una fiesta de la fertilidad, con la elección de la reina de la primavera, una chiquilla a la que se la considera la reina de las flores, y con esta imagen del florecimiento del campo con una vinculación con el ciclo rural, con el ciclo agrícola, la fertilidad, el plantado, la cosecha, etc, el Halloween, por el contrario, es la muerte de la naturaleza, es el final del verano. Está vinculado a la muerte en el sentido que es la llegada del frío, se caen las hojas, las plantas comienzan a morir, el árbol queda desnudo, quedan solamente las ramas y la imagen oscura dentro de este mundo europeo primitivo que es la muerte, la oscuridad. El mal, al final del día, vive en el bosque”, dice.
Y sigue: “Entonces ahí tienes una combinación de la celebración de la muerte, el fin del ciclo agrícola, la muerte provisoria de la naturaleza y la última cosecha, la imagen del pumpkin, de la calabaza, que son la evocación para despedir a esta naturaleza que comienza a dormir y que se le espera después del largo invierno para que renazca en primavera. Por eso está todo el tema de la alusión a la muerte”.
De alguna manera, dice el académico, esa celebración está emparentada con la visión mexicana de la Santa Muerte, pero México está en el hemisferio norte, no corresponde al hemisferio agrícola del hemisferio sur. “Para nosotros es ridículo celebrar Halloween cuando está empezando la primavera, entonces reconozco que soy un aguafiestas y me sale el profesor de historia”.
Cristóbal García-Huidobro, historiador y académico de la USACH ahonda en el tema del origen de Halloween. No se sabe bien cuál es el origen específico de la fiesta. Hay una discusión bien grande y se asume que es celta, pero lo que nosotros hoy consideramos como Halloween es una creación del siglo XX, relativamente moderna. (…) Se piensa que esa fiesta fue traída desde el mundo celta por los romanos hacia el mundo cristiano, pero los romanos ejercían un tipo de libertad religiosa bastante notable porque tú podías tener el culto que quisieras en la medida que no fuera contrario al imperio. En ese sentido la población celta que vivía entre la población romana mantuvo su religión y eventualmente esa fiesta se mantuvo y aquí viene la gran discusión: si el origen de la fiesta es realmente celta. Hay varios que dicen eso, como Jack Santino, por ejemplo, pero hay otros autores que dicen que es romana y que está basada en torno a la diosa de la fruta y de agricultura que se llamaba Pomona. El tema es que la fiesta coincide con un día que tenían los celtas en un calendario que se llamaba Samheim.
Sé el primero en comentar