SIEMPRE HA DICHO QUE EL DÍA QUE SE ABURRA DE JUGAR ABANDONARÁ LA ACTUACIÓN.
Pero a juzgar por su agenda completa y la multiplicidad de proyectos en los que está comprometida, ese momento parece más lejano que nunca. La última musa del destape español que el mundo descubrió en las cintas de Pedro Almodóvar, se las ha ingeniado para reinventarse sin perder jamás el estatus de diva. Conversamos con la actriz que acaba de estrenar el thriller sicólogico “El Prófugo”, en un Buenos Aires convulsionado por el escenario político. Cristina, las pérdidas de la pandemia, el poder del oficio y el feminismo; sin restricciones, la ganadora de dos premios Goya hizo gala de esa mezcla de desenfado y lucidez que la caracteriza.
“ Hoy soy otra y creo que ninguno volverá a ser como era antes. La pandemia fue una oportunidad para encon- trarme, observar los vínculos, elegir y soltar esas hojarascas que ya no sirven. Perdí a mi madre y eso me obligó a replantearme la vida, a reencantarme con aquellas pequeñas cosas que parecen obvias y que no lo son, como las estaciones y el contacto con la gente después de tanto tiempo. Ayer estuve en un estreno de teatro y el hecho de ir, de volver al ritual fue emocionante”, dirá, a lo largo de una reveladora charla, en la que reflexionará: “El feminismo sin hombres no existe”.
A cara lavada o lista para caminar por alguna alfombra, Cecilia Edith Rotenberg Gutkin (65) es una diva en el mejor sentido de la palabra. Más allá de la prestancia de su figura menuda, famosa por su rol protagónico en “Todo sobre mi madre”; es la honestidad de su relato y ese aire etéreo que jamás la abandona, lo que más impacta. “Cuando miro hacia atrás siento que tuve esa oportunidad enorme de estar en el momento indicado en el sitio perfecto”, reflexiona, al recordar los tiempos que se convirtió en una de las musas emblemáticas del destape en la península ibérica. “Viví ese momento en que el cine español explotó tras la muerte de Franco y se dio una liberación de cosas que nunca antes se habían dicho. Se hacían muchas películas pero en una pobreza total. Para hacer “Pepe, Lucy y Boom”, Pedro filmó todos los fines de semana durante un año. Los productores comenzaban a hacer películas más relacionadas con la esperanza y la separación de aquella España brutal que duró 42 años. Fue un privilegio haber sido parte de esa efervecencia artística”, recuerda.
–El afiche de la nueva cinta de Almodóvar, Madres Paralelas, provocó un escándalo que termi– nó con Instagram pidiendo disculpas.
“Me lo mandaron muy pronto y lo subí inmediatamente a esa red social, donde me lo bajaron. Lo volví a subir diciendo que era una censura y que ningún pezón debía ser censurado, porque los de los hombres no lo son. Quienes se detienen en que la leche puede ser mal entendida, definitivamente tienen un problema en su cabeza, el afiche es bellísimo”.
–A propósito del director manchego, Victoria Abril se quejó de que sólo le gustaba trabajar con las actrices hasta los 40 años y después ya no las llamaba más.
“La verdad me suena raro porque las actrices de Pedro tenemos en general más de cuatro décadas”.
–Sin embargo, en la industria es sabido que después de cierta edad, cada vez es más difícil encontrar buenos papeles.
No puedo opinar por mí. Por suerte, he trabajado y sigo haciéndolo sin problemas. Sin duda, la juven- tud es belleza, deseo y sexualidad. La mujer deseada infunde más que una que ya trasciende puramente el deseo y va para otro lado. Creo que si nos quedamos solamente con esos personajes, en los que lo primordial es el deseo, sí estamos frente al machismo más absoluto.
OSCURIDAD EN PLENO DESTAPE
¿Qué precio tuviste que pagar únicamente por ser mujer?
Creo que muchísimas veces, he cobrado menos que los protagonistas masculinos, estoy segura, aunque nunca pregunté. Por suerte, tuve la fortuna de no tener que pagar personalmente con mi cuerpo. (risas)
En pleno del destape, cuando Madrid era una fiesta, Cecilia Roth vivió uno de los momentos más du- ros de su vida. Por años, bloqueó la violación que sufrió de un periodista español, pero tras la irrupción de los movimientos “Ni una menos” y “Me Too”, los recuerdos volvieron y se animó a hablar. “En ese momento, estaba pasando una situación muy triste porque mi novio me había dejado, cuando este tipo del que no me acuerdo ni la cara ni el nombre, pero que era amigo de mi ex me llamó ofreciéndome una mano, un hombro. Fuimos a cenar y como después fui a su casa, él entendió que yo estaba dispuesta. Ese es el entendimiento de los hombres. Cuando yo dije no, no, no, no…la negativa no tuvo aceptación y terminé haciendo lo que no quería hacer. Obviamente, nunca más me volvió a llamar porque sabía lo que estaba haciendo. Estaba muy claro que yo no quería. Hace muy poco, recordé cómo me había ido de esa casa y aparecieron pequeñas cositas que tenía absolutamente olvidadas”, rememora.
La actriz asegura que hasta hace no mucho tiempo, el cuestionamiento a quienes se atrevían a denunciar este tipo de situaciones era tal que nunca sabremos cuántas historias quedaron sin ser contadas. “Mirá el nivel de ne- gación. Seguramente tenía miedo de que me digan que yo lo había provocado, o que lo podría haber evitado, que es un poco lo que te decían antes. Pero, con todo lo que ha pasado ahora siento que es una obligación contarlo”.
Hoy, confiesa que fue un alivio despojarse de esa mochila secreta. “Fue una situación muy dramática y absolutamente bloqueada que es lo que generalmente nos pasaba a las mujeres frente a este tipo de abuso. Si vos preguntás quiénes vivieron una situación parecida, te das cuenta que casi todas les pasó algo así. Por eso, lo conté después de tanto tiempo, para ayudar a otras a quitarse esa sensación de culpabilidad que te deja el abuso. Recuerdo a los 12 años, vestida de guardapolvo blanco, cómo trataba de acelerar el paso frente a las agresiones callejeras. Nadie decía nada, al contrario te mandaban a usar faldas más largas. Estamos frente a situaciones naturalizadas durante siglos y peleamos por un cambio, no puede ser que tengamos que estar, todo el rato, cuidándonos de que no nos pase algo”.
“LA MISOGINIA EN ARGENTINA ES DE UN NIVEL IMPACTANTE”
A sus 65 años, la ganadora del premio a la mejor actriz del cine europeo de 1999, es una coleccionis- ta de deseos. “Siempre tenés que tener un propósito, algo que te impulse, sino la vida se termina. Los deseos son lo que te lleva a seguir adelante y yo siento que me queda mucho por hacer. En lo inmediato, tengo varios proyectos en México y una película cercana, aquí en Argentina”, adelanta.
–De todos los personajes que interpretaste, ¿cuál es tu favorito?
De atrás para adelante, honestamente muchos. Me gustó mucho hacer “Crímenes de familia” y el personaje de Molly en “El matrimonio” una película que no se ha visto mucho. Por supuesto, entre mis predilectos está Alicia de “Martin Hache”, Ana de “Un lugar en el mundo”, Cecilia de “Laberintos de Pasiones” y la madre de la miniserie “Historia de un clan”. He tenido fortuna porque han llegado a mí roles adorables que me han hecho aprender mucho, mi trabajo ha sido desmenuzarlos lo más posible antes de darles vida. Diría que hay algo del personaje que no es tuyo y lo recoges, se van quedando en ti ciertas expresiones. Creo que la profesión o el oficio en la vida son la misma cosa, ningún film es más importante que otro, sino que uno es la razón del otro”
–¿ Cómo ves lo que la situación política hoy en la Argentina después del último fracaso electo- ral del gobierno?
El pueblo, la gente expresó su malestar y fueron muy pocos a votar, muchísimos menos que en cual- quier otra elección en el país. Esa es una manera de manifestar el descontento y me parece muy sano. A mí, las intrigas de palacio entre unos y otros me superan por completo. Tengo una ideología y una convicción clara y voy a seguir apoyando al gobierno porque lo que no quiero es el neoliberalismo y la derecha. Lo que pasó fue un llamado de atención y espero que hayan entendido el mensaje.
–Pero las fotos de la reunión social del Presidente en plena cuarentena y la batalla de Cristina con el Poder Judicial configuran un escenario más que complejo.
Desde la pandemia y por ¡todo lo que hemos pasado!, estamos individual y colectivamente desbordados. Existe un maltrato generalizado feroz. A Cristina más allá de que te guste o no, es una mujer a la que se le maltrata hace 15 años y de una manera muy desagradable. La han insultado de una forma inconcebible. A ella se le ha dicho todo lo que nunca le dirían a un hombre y ningún feminismo salió a decirlo. Nadie hizo nada y a mí eso me extraña mucho. Todavía no entienden que cuando le dicen a Cristina puta, yegua, psiquiátrica o enferma se lo están diciendo a todas las mujeres. Utilizan los mismos argumentos que desde siempre se han usado para destruir a las mujeres, la misoginia en Argentina es de un nivel impactante.
Para la protagonista de “Martin Hache”, el despertar de los últimos años la convenció de que “el feminis- mo sin hombres no existe, porque la lucha es con ellos, los que deben deconstruirse”. Asegura que “si bien los más jóvenes lo tienen mucho más claro, el problema es que aún hay muchas mujeres machistas y por eso tantos femicidios. ¡No nos hagamos los tontos! El femicidio viene por el intento de la mujer de pararse, de mostrar su independencia”, cuestiona, sin perder ni un ápice de su templanza.
Sé el primero en comentar