Por Javiera Fernández
Las mujeres Milet, nacidas y criadas tanto en la zona norte de Chile como en el París decimonónico, pese a que tienen que casarse por conveniencia como única salida que permite su seguridad económica en aquel contexto social, no por ello dejan de ser fieles a sus impulsos y a sus ganas de desobedecer las normas establecidas. Sin embargo, todo ello cambia cuando, para el cambio de siglo, dos gemelas concebidas por una Milet logran casarse por amor.
Recorriendo la llamada belle époque chilena, donde las madres y abuelas de las clases adineradas llegan a los salones decimonónicos para presentar a sus hijas y nietas como potenciales esposas, es en ese contexto donde las mujeres de la familia Milet aparecen en escena para salvar sus viñedos ubicados en la zona norte del país, afectados por una gran crisis financiera. Sólo un matrimonio solvente puede ser la solución. Pero, si bien las Milet se continúan casando por conveniencia para mantener a su familia e importante legado a flote, no por ello tendrán miedo de desobedecer las reglas maritales y disfrutar, tal vez, de un amor paralelo que aparezca en el camino. Ese es el escenario que construye la periodista y escritora Andrea Amosson en su nueva novela, La pasión de las mujeres Milet, publicada por la editorial Sudamericana (Penguin Random House) en 2023.
Con guiños al realismo mágico, retratando una época histórica donde las mujeres ni siquiera tenían pleno acceso al espacio público, Andrea Amosson nos muestra una genealogía de féminas, algunas chilenas y otras parisinas, que generación tras generación han transmitido un carácter fuerte y el deseo de disfrutar de su sexualidad pese a las normas instauradas. Porque es inconcebible que a comienzos del siglo XX una mujer tenga relaciones extramaritales o, si es de clase alta, que se case con un varón de poca fortuna. Sin embargo, las Milet no respetan esos esquemas, menos aún las más jóvenes – hijas de Olivia Milet, una de las protagonistas de la novela – quienes, en el contexto del fin de la Primera Guerra Mundial, no temen manifestar su deseo de casarse por amor.
“Las Milet son mujeres seguras de sí mismas. No tienen dudas de quiénes son ellas, no se preguntan mucho cuál es su destino en el mundo, saben lo que tienen que hacer. La mayoría no acepta las reglas, porque entienden que no son ellas las que fijaron las normas de comportamiento. Por supuesto, también tienen esta cosa rebelde y pasional. No necesariamente van a romper el mandato social de la fidelidad del matrimonio en público, pero sí lo van a romper en privado”, sostiene la escritora Andrea Amosson.
La pasión de las mujeres Milet transita entre Casablanca, el Valle del Elqui, La Serena y Santiago, remitiendo así a la propia vida de la autora, quien nació en la zona norte del país. Pero lo autobiográfico no sólo reluce en términos de territorio, pues como antofagastina, Andrea – al igual que las Milet – fue criada entre mujeres. “Hay una veta de las mujeres de mi familia que han sido, si bien no podemos llamarlo matriarcado – dado ese contexto de minería chilena en el que han vivido toda la vida – de una cosa muy de apoyarse y cuidarse unas a otras, porque obviamente había cosas que no podían cambiar, y lo único que les quedaba a la mano era la solidaridad de género, entonces yo siento que las Milet también se alimentan de eso, de ese carácter que corre en mi familia”, comenta la autora.
Una serie de elementos singularizan la obra de Amosson. Por un lado, como lectores conocemos la genealogía de las Milet gracias al deseo escritural que muchas de ellas tienen, desde las generaciones más antiguas hasta las gemelas nacidas en el cambio de siglo. Así, a partir de diarios que se incorporan en la novela, con testimonios, historias, secretos y recetas culinarias que van dejando las Milet fallecidas, las nuevas los leen e incorporan su pluma para seguir alimentando el archivo familiar. Según la autora, este elemento que sitúa en la obra viene de su abuela paterna, quien dejó parte de su vida en un cuaderno que luego llegó a las manos de Andrea.
“Me quedé con la imagen de eso y de cómo mi abuela estaba tratando de trascender, de dejar sus conocimientos a su hija y nietas. Después, conecté con que las Milet trataban de hacer lo mismo, dejar información, dejar conocimiento, y además escribiendo, en una época donde la mayoría de las mujeres no sabía leer ni escribir, entonces ya estaban siendo transgresoras”, sostiene la autora.
Para Andrea, quien publica este libro tras el éxito de su título La Maestra Bernarda (2022), novela ganadora del International Latino Books Awards, la intención siempre ha sido continuar navegando, en tanto inquietud narrativa, por el camino propio de las mujeres. “Yo desde pequeña sentí que navegaba contra corriente, que no calzaba bien en lo que se supone que debía ser, estaba siempre cuestionando. El por qué no me dejaban quedarme en la mesa con los varones y me mandaban a la cocina, por qué mi abuelita me enseñó a cocinar y nunca aprendí. Después, más grande, por qué los niños tienen que sacar a bailar a las niñas y no al revés. En el fondo seguía cuestionando todo eso según la edad que vivía y yo creo que he estado toda mi vida buscando mi camino propio, y eso se trasluce y transmite en la escritura”, afirma Amosson.
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