Han pasado tres décadas desde el estreno de Before Sunrise (1995), la película de Richard Linklater que dio inicio a una exitosa trilogía romántica junto a Before Sunset (2004) y Before Midnight (2013). Este año, la saga regresa a las pantallas grandes.
En esta primera entrega, Jesse (Ethan Hawke), un joven estadounidense, y Céline (Julie Delpy), una joven francesa, se conocen en un tren y deciden pasar el día juntos en Viena, recorriendo la ciudad y compartiendo conversaciones sobre la vida, el amor, sus sueños y temores.
Pareciera ser que Before Sunrise (Antes del Amanecer) ganó entre las audiencias un enorme respeto y cariño por su autenticidad: la naturalidad del diálogo, la espontaneidad de las interacciones y la sensación de estar observando una conversación real y no un guión estructurado. Linklater captura la magia del encuentro fortuito entre dos personas, de la conexión intelectual y emocional que surge en un instante y que, a pesar de su fugacidad, deja una huella imborrable. Su dirección le valió el Oso de Plata en el Festival Internacional de Cine de Berlín, consolidándose como un referente del cine independiente.
A 30 años de su estreno, la película resuena más que nunca. En una era dominada por las redes sociales y la digitalización, donde los encuentros y los romances muchas veces empiezan con un match, Before Sunrise nos recuerda una forma de conectar irremplazable: un amor que nace en la presencialidad y en el azar de compartir un espacio, de perderse en una ciudad con la sola compañía del otro.
La trilogía sigue la evolución de este romance entre Jesse y Céline en distintas etapas de la vida. Si Before Sunrise captura el enamoramiento idealista, Before Sunset retrata la nostalgia y la posibilidad de revivir lo que pudo haber sido, mientras que Before Midnight nos muestra una relación más madura, moldeada por el paso del tiempo, con sus luces y sombras.
Para conmemorar el aniversario de la primera parte de la trilogía, durante febrero se proyectará la saga completa en cines comerciales y salas de cine arte en Chile, permitiendo que nuevas y antiguas generaciones se reencuentren con esta historia atemporal.
Quizás el atractivo eterno de Before Sunrise radique en la nostalgia de una era en la que los encuentros ocurrían sin intermediarios digitales. En un mundo donde todo parece programado, donde una cita se coordina con un mensaje y el interés, muchas veces, se mide en likes, esta película nos recuerda el valor incalculable de lo espontáneo. En un contexto en el que los mensajes de texto, queramos o no, parecen sustituir el anhelo de una conexión real, Before Sunrise sigue siendo —quizás por eso— un clásico atemporal que hoy el público ansía ver en cines.