La célebre escritora y feminista británica Virginia Wolf escribía hace más de un siglo: “En muchas ocasiones en la historia, ‘Anónimo’ fue una mujer”. Una frase que a pesar de la distancia toma hoy más fuerza que nunca, y más importante aún, nos permite celebrar que esas voces “anónimas” ya no lo son más, ya tienen cara, cuerpo espíritu y voz. Millones de voces de mujeres que no quisieron ser más anónimas y que hoy levantan con más fuerza que nunca su voz para defender sus derechos.
Este mes es reconocido como el mes de la mujer. Una conmemoración que nace por las manifestaciones realizadas un 8 de marzo de 1857 por mujeres en Estados Unidos, donde las mejoras laborales y posteriormente el derecho a sufragio se transformaron en banderas de lucha de una generación. Esas grandes mujeres luchadoras –también anónimas– sembraron las semillas para lo que hoy conocemos como una celebración mundial, el Día Internacional de la Mujer, que en Woman Ti mes hemos querido celebrar con esta edición especial.
1857 fue el año en que esas mujeres trabajadoras de una fábrica textil en nueva York se revelaron. Décadas después, fueron otras anónimas las que siguieron el ejemplo y comen zaron a atreverse a salir a defender sus derechos, para ponerse de pie y decir basta de abusos, para finalmente comenzar un camino hacia una igualdad de derechos que hoy se instala como de sentido común para la mayoría de las democracias de este lado del hemisferio.
La pérdida del anonimato ha sido gravitante en estos años de avances de derechos para las mujeres. No sólo por lo que implica levantarse, sacar la voz y luchar por derechos, sino porque muchos de esos derechos han estado relacionados con deleznables actos de abusos que por décadas fueron normalizados, y que hoy se muestran como conductas condenables. Esos mismos actos han hecho que esas mujeres hayan perdido por completo su anonimato, en una era en que la omnipresencia de los medios de co municación transforman sensibles casos en bullados escándalos.
Las mujeres anónimas en Chile también han tenido su propio camino de reivindicaciones. Desde enconadas batallas de- mandando el derecho femenino hasta la lucha por la despenalización del aborto, han sido parte de batallas históricas que han levantado voces y movilizado masas. Son miles de mujeres y cientos de organizaciones feministas las que a lo largo de nuestra historia han liderado estas causas, mujeres que ya en el siglo XIX se enfrentaban sin temor a un Estado que se autodefinía como laico, pero que sin embargo restringía a la mujer a un rol social predeterminado por las creencias religiosas.
Por estos días, en tanto, qué duda cabe que uno de los grandes flagelos –muchas veces anónimos– de nuestra sociedad son los femicidios. Sólo en 2021 se registraron 44 femicidios en Chile, y en lo que va de 2022 (hasta febrero), ya se registran 8 muertes de mujeres en manos de hombres, sin contar los intentos frustrados de este delito. Estas alarmantes estadísticas no sólo deben refle jar una preocupación latente de nuestras autoridades, sino debe ser un verdadero incentivo para miles que se encuentran en un doloroso silencio que no las deja vivir tranquilas.
Esa voluntad de salir del anonimato representa la valentía que creemos hay que celebrar. La valentía de miles de mu jeres que hoy entienden la sociedad de una manera distinta. Que no claudican ante el más mínimo atisbo de discriminación o inequidad de género en todo orden de cosas. Mujeres, o quienes se sienten mujer, hoy más que nunca se atreven a levantar la voz, y son esas voces anónimas las que sin duda han ayudado a que hoy, en este 2022, conmemoremos este Día Internacional de la Mujer de una manera distinta. Con una impronta de mujer en todo orden de cosas, con una mirada de largo plazo en que la equidad de género llegó finalmente para quedarse. Y en hora buena.
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