Directora Ejecutiva de Fundación Soymás e integrante del G100
De todas las problemáticas sociales, el embarazo adolescente es una de las más difíciles de abordar. Invisibilizadas por el sistema, son madres que sufren el estigma de los prejuicios y la violencia del machismo. En este escenario, el desafío que día a día enfrenta la Fundación SoyMás es monumental, y al mismo tiempo, alentador.
Con todo el trabajo desplegado desde el 2017, hemos logrado comprender en terreno todo lo que la vulnerabilidad implica en términos académicos y humanos pero también alimenticios y motivacionales. La falta de estructura, hábitos y redes de apoyo que complica el acceso a buenas fuentes laborales, pone a estas madres en una posición compleja a todo nivel. Por eso, apostamos a una intervención integral que incluye la búsqueda de un oficio, la regularización de los estudios escolares y apoyo psicológico y médico, si es necesario.
Así, junto a un equipo multidisciplinario de excelencia, el apoyo de varias empresas, voluntarios y colaboradores claves; hemos logrado torcerle la mano a muchos destinos que hoy tienen en el horizonte un futuro lleno de esperanza. Entre nuestras estudiantes, el 56% tiene trabajo, mientras un 17% de las egresadas está emprendiendo, 7% está estudiando y sólo un 20% permanece inactiva.
Sin embargo, con todos los motivos que tenemos para celebrar, debemos también reconocer que cuando se habla de vulnerabilidad, las buenas intenciones y los discursos pocas veces se convierten en acciones concretas. En esta tarea, necesitamos cambios a las políticas públicas para que brinden apoyo real y concreto a las madres adolescentes y jóvenes embarazadas. En tiempos en que las tasas de natalidad exigen medidas de protección para las madres, resulta incomprensible que el sistema y su burocracia siga sin entender que en definitiva son mujeres que necesitan apoyo en el momento más sensible de su vida.
Desde esta perspectiva, resulta clave respaldarlas en sus negocios por medio de mentorías y acompañarlas en la postulación a fondos G100, que con sus concursos de emprendimiento nacionales y regionales ‘Nada Nos Detiene’ desarrolla un trabajo ejemplar.
En la empleabilidad formal, donde se observa un interés de incorporarlas al mercado laboral, los subsidios al empleo femenino no bastan. Por lo que el camino natural es que las empresas se abran a la posibilidad de establecer jornadas más flexibles, para poder recibir a mujeres jefas de hogar que deben sumar a las 8 horas diarias de trabajo hasta dos más en transporte.
El año pasado nos tocó recibir a setenta madres de forma online y tuvimos que enseñarles a usar zoom, Google classroom, contestar un Google doc y hacer una serie de pruebas online. Siempre, con el objetivo de disminuir la brecha educacional y digital, trabajamos el doble para que todas pudieran acceder a las clases y talleres en una modalidad nueva y exigente. Fue un desafío gigantesco que hoy nos enorgullece haber superado. Rompimos todos nuestros paradigmas y vimos como un mundo de oportunidades se abría para fortalecer nuestra misión de garantizar la mejor formación y aprendizaje de nuestras alumnas.
Se calcula que desde el 2020, la baja actividad económica hizo retroceder el empleo femenino en alrededor de 10 años, lo que nos obliga a no perder de vista los tremendos desafíos que existen con la informalidad. Hoy, más que nunca, urge diseñar un sistema que nos ayude a incorporar a las emprendedoras a la formalidad y promover el empleo femenino, clave para todos los sectores de la economía. No hay más tiempo que esperar.
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