La Riviera francesa volvió a vestirse de gala con la 78ª edición del Festival de Cannes, y este año lo hizo bajo nuevas reglas.
A pocas horas de su inauguración, el certamen anunció un cambio en su tradicional código de vestuario: se prohíben los vestidos con desnudez total, transparencias extremas —los llamados naked dresses— y también las siluetas de gran volumen con colas exageradas. La medida ha generado un inmediato revuelo tanto en la industria cinematográfica como en la moda, al redefinir los límites del protocolo en una de las alfombras rojas más influyentes del mundo.
El objetivo no es regular la vestimenta en sí, sino prohibir la desnudez total en la alfombra roja”, señaló el comunicado oficial. La organización apeló a la legislación francesa y al “marco institucional del evento” para justificar la medida, en un intento por reafirmar la identidad del festival como un espacio de sofisticación y proyección cultural. Sin embargo, la decisión también fue leída como un retroceso en materia de libertad estética, especialmente porque la norma impacta mayoritariamente en los cuerpos femeninos.
Los looks que destacaron
A pesar de las restricciones, la alfombra roja de este año no ha perdido su brillo. Eva Longoria, con un vestido escultural de Tamara Ralph, marcó la pauta con una propuesta sofisticada y estructurada Julia Garner deslumbró en un Gucci con drapeados estratégicos, demostrando que se puede ser audaz dentro del marco permitido.
Una propuesta diferente fue la de Bella Hadid, quien eligió un Saint Laurent con una abertura en la pierna y la espalda que rozaba —sin cruzar— los límites impuestos por el nuevo reglamento. Halle Berry apostó por un Jacquemus con bolsillos, mostrando que la comodidad también puede ser elegante, mientras que Irina Shayk desafió las reglas con un voluminoso vestido de Armani Privé con mangas abullonadas.
El nuevo código de vestuario del Festival de Cannes no solo introduce cambios logísticos y estéticos, sino que también reconfigura los límites de lo que se considera apropiado en uno de los escenarios más influyentes de la moda global. Al restringir tanto la desnudez como los vestidos de gran volumen, la normativa incide directamente en la forma en que los cuerpos se presentan en la alfombra roja y en los códigos visuales que definen la elegancia en este contexto.