Esta novela escrita por Romina Pistolas es el reflejo de una realidad de la que poco se habla, probablemente por el estigma social que aún pesa sobre ella. Porque dedicarse a ser stripper, un trabajo que se lleva a cabo hace cientos de años parece todavía una actividad que, especialmente para las mujeres, es mejor mantener en reserva, porque las críticas y las miradas juzgadoras aparecen de inmediato.