A medida que el año termina se acerca el clima festivo con las luces, los adornos en las calles y en las casas. Se intensifican los encuentros, los saludos y los mensajes. Si bien hay personas que lo viven como un momento de encuentro familiar y de felicidad, otras lo transitan desde la nostalgia e incluso la angustia.
Ante los sentimientos encontrados y difusos que puede generar esta época. ¿Qué podemos hacer para vivirla sin dejar de lado nuestra salud mental? Para hablar del tema, Woman Times entrevistó a la psicóloga uruguaya Natalia Mena, quien es licenciada en psicología por la Universidad de la República y se especializó en psicoterapias cognitivas, conductuales y contextuales. Actualmente Natalia atiende en su clínica en el centro de Montevideo.
El cierre del año parece traer una necesidad de revisión, sea de nuestras relaciones o de nosotros mismos. Sin embargo, para muchas personas puede generar incomodidad o frustración. ¿Cuál es la manera que más nos conviene encararlo?
Considero que no es una época o un momento para obligarnos a ser felices, es conveniente escucharnos, entendernos, cuidarnos, tener compasión por nosotros mismos y buscar la manera más saludable de adaptarnos. Cada persona va a sentir emociones diferentes según su historia de vida y sus vivencias. Tenemos un papel activo en nuestras propias emociones por lo que revisar nuestros pensamientos nos ayudará a sentirnos mejor.
Diciembre es un mes lleno de actividades. Están las entregas finales de trabajo o estudio y los encuentros para despedir el año. El ritmo parece acelerarse y eso puede traernos cansancio o estrés. ¿Cómo lidiar con esta sobrecarga?
El estrés es un estado de defensa o respuesta de nuestro organismo ante determinados estímulos, esto requiere una adaptación a los nuevos eventos que suceden en nuestra vida en todas sus dimensiones. Para manejar el estrés que estas fechas puede traer o para lidiar con las responsabilidades y/o actividades podemos:
– Identificar lo que más nos estresa o cansa. A todas las personas nos estresan diferentes actividades, comentarios, y reconocer es el principio para poder buscar estrategias de afrontamiento.
– Brindarnos tiempo de calidad, aunque sea poco tiempo el que tenemos. Que éste nos sirva para hacer aquello que ayude a relajarnos.
– Poner prioridades, distinguir lo importante de lo urgente.
– Organizarnos, no dejar actividades para último momento.
Las compras, así como las confraternizaciones, están muy presentes en esta época del año. Eso puede generar una sensación de “deber estar/regalar” y acarrear gastos fuera de presupuesto y angustia financiera. ¿Cómo encarar estas situaciones?
Vivimos en una sociedad de consumo donde muchas veces se asocia la felicidad con el tener. Estas fechas no son solo consumo, es conveniente recordar nuestros valores, como puede ser la familia, la solidaridad, el ser generosos.
Puede ser de ayuda el planificar y priorizar las compras, ser honestos con nuestras necesidades y escribir en una hoja la lista de lo que realmente necesitamos. Otra recomendación tiene que ver con repartir gastos y llegar a acuerdos. Compartir las tareas puede unir y hacer que las cosas sean más sencillas para todos los participantes. Por otro lado, es importante no dejar estas fechas para buscar soluciones o limar asperezas, no entablar conversaciones sobre temas polémicos, no engancharnos con posibles comentarios y/o actitudes, lo resolveremos o solucionaremos en otro momento. Vivir las fiestas como una ocasión más de encuentro sin expectativas de perfección.
¿Qué es lo más importante o aconsejable de hacer ante sentimientos de tristeza o soledad que pueden agravarse en estos días?
Es importante dedicarnos tiempo para identificar las emociones, lo que estamos sintiendo. No es conveniente presionarnos por sentir otra emoción, pero sí aceptar nuestro estado de ánimo para luego hacer lo que esté a nuestro alcance y manejarlo de una forma saludable. Buscar apoyo es fundamental cuando estamos atravesando emociones intensas. Si sientes soledad, acércate a alguien de tu entorno, o puedes enviar un mensaje a alguien que conozcas. Quienes sienten este tipo de emociones quieren sentirse escuchados, comprendidos. Escuchemos y validemos emociones, podemos utilizar palabras como “imagino que debe ser muy doloroso”, podemos hacer preguntas sobre qué necesitan en ese momento: un abrazo, un vaso de agua o simplemente compañía. Usemos un tono de voz calmado, podemos ayudar con respiraciones lentas y profundas. Otra opción puede ser desahogar emociones en un diario o una libreta.
Me parece importante mencionar a quienes en este momento están transitando depresión u otras enfermedades tanto físicas como mentales, a quienes estén atravesando duelos, son tiempos donde puede intensificarse la angustia y soledad, buscar ayuda es fundamental. Quienes estemos cerca escuchemos más, practiquemos la empatía, acompañemos, ayudemos a darle sentido al dolor, a reflexionar, a buscar recursos.
¿Cómo trabajar las expectativas para el año que se aproxima?
Para manejar las expectativas se requiere trabajar en nuestras metas y creencias. A veces esperamos mucho de la vida, de las personas e incluso de nosotros mismos, y esto muchas veces nos lleva al sufrimiento. La vida no siempre es como queremos, y parte de comprender esto tiene que ver con trabajar en tener expectativas realistas. Poder tomar conciencia de que hay ideas o pensamientos poco realistas que nos llevan a la frustración y desactivarlos es importante. Algunos ejemplos de esquemas de pensamientos son, “debo hacerlo todo bien”, “cuando lo consiga seré feliz”, “debo caerle bien a todo el mundo”. Para manejar las expectativas es conveniente centrarnos en aquello que solo está bajo nuestro control.
¿Un consejo para transitar la carga emocional y simbólica de estos días con más tranquilidad?
La práctica que me parece más conveniente y efectiva frente a las emociones intensas tiene que ver con la respiración. La respiración es una acción involuntaria de nuestro cuerpo que generalmente no solemos prestarle atención, y concretamente, la respiración diafragmática es una técnica sencilla y eficaz que nos lleva al momento presente y nos permite llegar a la tranquilidad como emoción.
Para practicarla, debemos asumir una postura cómoda, podemos recostarnos en la cama o sentarnos en un sillón con los ojos cerrados o abiertos mirando un punto fijo, y en un lugar y momento en el que no tengamos estímulos que puedan distraernos. El objetivo de este ejercicio es dirigir el aire a la parte inferior de los pulmones. Podemos colocar una mano en el abdomen y otra sobre el pecho; de esta forma vamos a percibir mejor los movimientos. Luego tomamos el aire por la nariz contando hasta cuatro, lo cual debe provocar que se mueva la mano colocada en el abdomen, pero no la que está situada sobre el pecho. Esta parte del ejercicio requiere hacerse varias veces hasta que se domine la técnica. Enseguida, hacemos una pausa reteniendo el aire por cuatro segundos, el siguiente paso es exhalar por la boca contando hasta ocho. Esta técnica puede variar en segundos, todo depende de nuestras necesidades y preferencias.
Sé el primero en comentar