Nunca es demasiado temprano para hablar de feminismo a las niñas. Y a los niños, por cierto. Los libros que se dirigen a las generaciones sub 13 para tratar temas como la equidad y la violencia de género dejan el camino pavimentado para que el feminismo no sea solo un discurso ni menos un fenómenos que sucede lejos de la vida cotidiana.
No fue el primero, pero sí el más masivamente distribuido: desde 2016 la serie Cuentos de Buenas Noches para Niñas Rebeldes (de la que hay tres títulos disponibles en Chile, incluido 100 Mujeres Migrantes que Cambiaron el Mundo) replantean los cuentos para niñas, poniendo en el centro biografías de mujeres reales que en el pasado o en el presente cambian la historia con sus decisiones, descubrimientos y cruzadas.
En una línea similar está 50 Historias De Mujeres Y Niñas Que Cambiaron El Mundo, de Katherine Halligan (editorial Contrapunto) que se extiende un poco más en las biografías y se disfruta doblemente por la belleza de sus ilustraciones que permite entender historias de vida capaces de marcar huellas profundas y que, finalmente, pudo ser cualquiera de nosotras.
El Futuro es Femenino (varios autores, editorial Penguin Random House) se compone de cuentos bellamente ilustrados. Es decir, ficción. Pero en realidad, no ficción. Así lo aclaran desde el prólogo: “No conozco a ninguna mujer, a ninguna niña que no haya vivido alguna vez las situaciones que se relatan en este libro. Las protagonistas de esas injusticias hemos sido todas y ese hilo invisible nos convierte en hermanas. El hilo de la sororidad”.
Para edades más tempranas, los libros Las Princesas También se Tiran Pedos (de IIan Brenman y Ionit Zilberman) y La Princesa y el Pirata (de Alfredo Gómez Cerdá) se encargan de sembrar la semilla del feminismo relatando situaciones en las que las princesas no quieren llevar vestidos complicados ni verse siempre perfectas ni menos esperar que un príncipe llegue a rescatarlas. Las princesas (que claramente en estos libros es la palabra para decir “cualquier niña, cualquier mujer en el mundo) son mucho más que eso. El rol pasivo de las mujeres a las que simplemente les suceden las cosas, aquí es reemplazado por chicas que se cuestionan el deber ser… ¡y lo pasan mucho mejor! Lo mismo pasa con Las Chicas son de Ciencias y Las Chicas son Guerreras, que a través de relatos e ilustraciones conduce a las niñas por el camino de descubrir que no hay límites para sus sueños y, sobre toso, que no existen los espacios “para hombres”.
También en la línea de demostrar que el género femenino puede hacerse cargo del liderazgo, los libros de “Lulú” (de Josefa Araos y June García).
Todos han sido un éxito y a veces decepciona encontrar el cartel “agotado” sobre sus fotos en los sitios web. Pero, honestamente, eso no puede desanimar a ninguna mujer. Elaborar estrategias de expansión para el feminismo es algo que cualquiera de nosotras es capaz de hacer. Lo sabemos.
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