Para Carolina Zamarripa (51), su carrera ha sido dinámica, cambiante y sumamente enriquecedora. Montevideana de nacimiento, se identifica como isabelina, ya que es en Paso de los Toros donde toma contacto con el campo y recuerda haber tenido una infancia feliz en ese lugar. Desde muy temprana edad, su gran gusto por la naturaleza, la vida en el campo y su contacto con los animales fue la inspiración que la llevó a soñar con ser Ingeniera Agrónoma. Incluso cuándo se mudó a Montevideo se mantuvo vinculada al medio rural. Ingresó a la facultad de agronomía y se especializó en producción vegetal intensiva. Se graduó como Ing. Agrónoma por la Universidad de la República y al poco tiempo concursó para trabajar en una consultora financiada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
En 2002, crisis económica nacional de por medio, aplicó a una beca del gobierno egipcio con vistas a cursar una especialización en tecnología para control de plagas y enfermedades y quedó seleccionada. Con la adquisición de nuevos conocimientos retornó a Uruguay donde comenzó a trabajar en auditorías y capacitaciones a productores en los estándares de Buenas Prácticas de Producción y Manufactura en la cadena alimentaria. Una tarea que le implicó viajar mucho y tener que balancear su vida profesional y personal, ya que para ese entonces había nacido su primera hija.
Fue en ese contexto de búsqueda de equilibrio que se mudó al departamento de Maldonado, priorizando la calidad de vida familiar. Allí tomó contacto con una empresa de salud que necesitaba asesoramiento técnico en temas de calidad y en aquel momento empezó su camino en SEMM MAUTONE, una Institución de Salud creada en 1997, referente en servicios médicos y hospitalarios y que desde octubre de 2022 hace parte de Pacto Global de las Naciones Unidas. Este 2023 Zamarripa cumple 12 años siendo parte de la empresa, cinco desempeñándose como Gerenta de Calidad.
Sobre el camino recorrido, la profesional reconoce que no fue fácil desembarcar en el rubro de la salud, ya que implicó una transformación, un cambio de cultura y modelo de trabajo. También menciona que ha visto cambios significativos en los roles de género dentro de las empresas por donde pasó, aunque a nivel país quede camino por recorrer.
En lo personal y profesional se define como perseverante, empática, determinada y flexible. Características que la han acompañado a lo largo de su vida y le han ayudado a adaptarse a diferentes circunstancias. “Adaptar, flexibilizar, ceder y fluir” son palabras claves para su día a día.
Actualmente reside en Punta del Este y es madre de 3 hijos (18, 15 y 9 años). Para la ingeniera, los desafíos del equilibrio entre la vida personal y laboral son temas que ameritan ser visibilizados y discutidos. “Lograr el equilibrio es la tarea más difícil de todas. Cualquier mujer profesional y madre permanentemente se encuentra en la búsqueda del equilibrio”, afirma.
¿Cuál es tu visión del rol de las mujeres en áreas jerárquicas/gerenciales dentro de una empresa?
Siempre la mujer tiene una visión distinta al hombre en cuanto a los aspectos de la vida, por naturaleza humana. Entonces le das otra impronta a la gestión, más humana, sensible, cercana a las personas. Se analiza desde otro punto de vista, como llegar a lograr el mismo objetivo, pero contemplando los sentimientos, las emociones de las personas.
¿Tuviste algún modelo de mujer que te impulsó a ser hoy quién eres?
Mi mamá. Como madre es mi referente, como profesional también. Desde chicos, a mí y a mis hermanos nos inculcó ser independientes y tratar a todos por igual. Se jubiló joven siendo directora de escuela, teniendo posibilidad de seguir desarrollándose dentro de su profesión como inspectora. La calidad de tiempo dedicado a los niños es lo más importante. Siempre ha sido mi referente.
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