La artista se dedica al arte urbano desde hace 25 años; empezó a pintar con el aerosol de manera autodidacta, superó barreras, abrió camino para otras mujeres y hoy cosecha los frutos de un trabajo hecho con determinación.
“Hoy somos muchas más, pero igual seguimos siendo minoría”, dice Verónica Gazzarata, la primera artista femenina de arte urbano del Uruguay, conocida en el mundo del grafiti como Min8. “Lo que me asombra y me pone orgullosa es que hay mucha calidad en el grafiti femenino acá”, añade.
Min8 se refiere a que hace 25 años, cuándo empezó a grafitear paredes, no sólo no habían otras mujeres para referenciarse, sino que en general eran pocas las personas que se dedicaban a estudiar y aplicar técnicas con el aerosol.
En su caso, el gusto por el muralismo empezó a través de una tradición familiar: “Después de almorzar salíamos a caminar por el barrio, era algo que a mi padre le gustaba hacer, decía que era lo más sano”, cuenta en charla con Woman Times.
En estos momentos de distensión en que recorría el Bella Vista, barrio dónde creció, los dos únicos graffitis que habían en aquel entonces por el camino le llamaban la atención, casi como si la transportaran a otro lugar. “Había uno que era de Alice en el País de las Maravillas y yo siempre quería pasar por él, era lo que me entretenía en la caminata”, recuerda.
De estos paseos, que le despertaron una mirada curiosa sobre la ciudad, nacieron las ganas de descubrir aquel mundo y empaparse de él. Así, a los 15 empezó a grafitear paredes y buscar una firma —esa que es tan importante en este medio— que la representara. “Me di cuenta que me gustaba generar eso que yo sentía cuándo era chica. Para mí el grafiti es como dejar un mimo a la gente, una alegría”, expresa.
Min8 empezó a pintar en 1998 de manera autodidacta y, junto a otros dos amigos, aprendió sobre la marcha. “Nos formamos haciendo, ensayo y error hasta llegar”.
Sin embargo, el comienzo no fue tan simple. Además de los pocos recursos para desarrollar la técnica, en una época en que el acceso al internet aún era escaso y las referencias de artistas eran muy pocas, también estaba el prejuicio social que le daba al aerosol una carga negativa y lo relacionaba a algo vandálico y poco estético.
“Al principio, como era adolescente y el grafiti es algo callejero, no lo tomaron tan bien. Pero después, con los años, se empezaron a dar cuenta que yo lo estaba tomando en serio, que era un arte y estaba pintando cosas lindas. Empecé a salir en diarios o revistas y ahí se dieron cuenta de que era algo que yo quería de verdad y ahora lo apoyan muchísimo”, cuenta sobre cómo se tomó su familia la idea de dedicarse al muralismo.
Por otro lado, el hecho de ser una mujer transitando un ambiente mayormente masculino, también representó un gran desafío. La descalificación de su arte fue una realidad, bien como la dificultad de lograr espacio y reconocimiento. ”Sigue pasando ahora. Cuando sos mujer en ámbito de hombre, siempre te miran con una lupa y siempre vas a ser más criticada. Pero eso te hace tener una caparazón más dura, te endurece en ciertos aspectos”, evalúa Min8.
“Lo que pasaba era que yo nunca tenía mérito por lo que hacía, siempre que lograba algo era por otra cosa, no por mi talento. Siempre estaban estos rumores o charlas de que si yo aprendí es porque alguien me enseñó. O si yo pintaba determinado mural, era solamente porque pintaba con pintura buena, todas cosas infundadas. Es raro, al ser mujer tenés que destacarte más y a la vez cuando te destacas más les molesta”.
Sin embargo, Min8 siguió adelante, confiaba en lo genuino de su arte. La determinación y perfeccionamiento la llevaron a poder construir con el grafiti no solo un estilo de vida, sino su profesión. En 2016, fue invitada al Festival de arte urbano Latidoamericano con el cometido de cambiar la fachada del centro de Asunción, junto a otros 40 artistas. Posteriormente, fue declarada ciudadana ilustre de ese país. Fue invitada, además, a pintar murales en Italia, Brasil, Perú, Argentina y varias localidades de Uruguay, incluyendo un grafiti en homenaje a Luis Suárez que el propio futbolista firmó, con instrucciones de cómo manejar el aerosol brindadas por la artista.
Con respecto al prejuicio que había hasta hace algunos pocos años con respecto al muralismo, Min8 ve y siente que el panorama, por suerte, cambió. “Lo cambiamos mostrando que se puede lograr la técnica. Antes pasaba que alguien te veía con el aerosol y enseguida pensaba que ibas a poner algo chorreado en la pared y te ibas. Relacionaban las frases a lo desprolijo y chorreado. Ahora se dan cuenta que es una herramienta más, que podés hacer un mural súper lindo. Y eso lo fuimos cambiando al ir pintando y que la gente viera que era algo bueno y que queda bien”.
Hoy da clases para todas las edades en su atelier (@octavo_espacio), donde también expone cuadros suyos y de otros artistas, y además es contratada para cambiar la fachada de varios muros y locales. Lo que Min8 quiere con su arte es expresar lo que siente y hacer sentir a los demás. “Que se genere algo bueno, porque yo voy y lo pinto, pero después lo que queda allí es de la gente, está en la calle y es para todos”, dice y deja un consejo a las mujeres que hoy también emprenden sus caminos en este u otros rubros profesionales.
“Algo que aprendí y es mi consejo a otras mujeres que se dedican o se van a dedicar a algún ámbito masculino, es que siempre vas a estar más expuesta, siempre te van a mirar con lupa, y te van a criticar más, pero para ser exitosa mi consejo es dejar que hablen, ignorar y seguir adelante, estar enfocada y segura de que estás haciendo lo que te gusta y que lo estás haciendo bien”, finaliza.
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