Que la dieta de la sopa, que la dieta de la cebolla, que la dieta de la manzana, que la dieta de los batidos. Muchos son los planes de acción anti-rollos que surgen poco antes de las vacaciones. Y muchas veces, sí, gracias a esos regímenes se baja de peso rápidamente. Pero ojo. Lo que se baja es mayoritariamente agua y masa muscular. Y el rebote es seguro.
Normalmente son un suplicio pero, durante años, los matinales y algunos sitios de internet han recomendado este tipo de dietas extremas para bajar de peso en poco tiempo: la de la sopa, la de la cebolla, la de la manzana, la de los batidos, en fin. Y claro. Si se siguen sus reglas (pasándolo bien mal, hay que decirlo), se baja de peso rápidamente, pero son peligrosas. Así lo advierte Oscar Barrera Marengo, médico cirujano con posgrado en nutrición y chef profesional (Instagram @oscarbarreramarengo).
“Lo que pasa con estas dietas es que el cuerpo consume muchas menos calorías de las que necesita, entonces el cuerpo va a empezar a bajar naturalmente de peso. Pero al estar poco equilibradas y al estar muy por debajo del consumo que se requiere y porque muchas veces no se acompañan de ejercicios físicos, con estas dietas, proporcionalmente, se baja más masa muscular que grasa”, explica.
Y agrega: “Primero se bota agua como loco y por eso se ve una baja de peso inmediata. Y después, durante un par de semanas, el cuerpo entiende que está comiendo muchas menos calorías que lo necesario y entra en un modo de ahorro, ¿qué es eso? Que el cuerpo dice ‘ok, me está llegando menos energía que antes y, al parecer, esto va a ser permanente, entonces todo aquello que me llegue lo voy a acumular como grasa’. Luego, cuando vuelve a comer normal o como estabas comiendo antes, el cuerpo dice ‘es un día de ingesta alta, entonces voy a aprovechar y guardarlo todo como grasa por si, en el futuro, vuelvo a quedarme sin calorías. Por eso está ese efecto rebote, porque todo lo que comes, lo convierte en grasa”.
El rebote no significa que se recupera lo que se bajó. Es peor aún: se sube lo bajado y un poco más.
Y perder masa muscular tiene consecuencias a largo plazo. “Hay distintas teorías sobre el envejecimiento y una de estas teorías dice que envejecer se debe básicamente a una pérdida de masa muscular, porque el músculo sostiene en gran parte tu metabolismo y su funcionalidad como persona. Entonces, por ejemplo, una persona que queda postrada, en un día sin moverse, puede perder medio kilo de masa muscular. Así de alto es el impacto. La masa muscular sostiene tu metabolismo. Para moverte necesitas los músculos, para hacer tus actividades físicas. Cada vez que vas reduciendo tu masa muscular y proporcionalmente aumentando la grasa, sufres cambios en cómo funciona todo tu organismo, tu metabolismo, tus hormonas y en todo”.
Es más, agrega el especialista, se ha estudiado que personas “que hacen ejercicio para mantener la masa muscular a lo largo de los años, que por ejemplo llegan a los 70 u 80 años haciendo pesas o ejercicios con su peso corporal, son mucho más funcionales y logran vivir más años de vida sana que el resto de la población”.
Para el profesional, “lo más importante es hacer entender a las personas que no tienen que poner en juicio su valor humano por cómo es su cuerpo. No tendríamos por qué preocuparnos con ponernos un traje de baño porque se me vea un rollito de más. Lo ideal sería que todos nos sintiéramos cómodos sin miedo al enjuiciamiento social”.
Además, dice: “lo que hay que hacer es adoptar un estilo de vida saludable que permita, valga de redundancia, estar sano, realizar actividad física regular, tener una alimentación variada y suficiente, no fumar, entre otras. Lo que nos permitirá lograr buenos indicadores de salud de manera sostenida en el tiempo, pudiendo disfrutar y quitándonos la culpa que la sociedad impone ya que sabemos que estamos haciendo lo mejor por nosotros.
La palabra “dieta”, piensa, se ha transformado en sinónimo de diversas restricciones, lo que ha llevado a distorsionar su real significado del griego diaita, que dice relación a un estilo y conducta de vida saludable y no a establecer planes de alimentación que, en muchos casos, pueden traer múltiples consecuencias para la salud.
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