POR: Alejandra Kamel, vicepresidenta de Investigación y Desarrollo en PepsiCo Latinoamérica.
El interés por las ciencias y las matemáticas no tiene género, sin embargo, cuando estudié la carrera de ingeniería bioquímica en el Instituto Politécnico Nacional, éramos tan pocas las mujeres que nos podían contar con los dedos de una mano. Más tarde, cuando me tocó ingresar al mundo laboral en una profesión científica, me encontré —con cierta sorpresa— que la situación era muy similar a los salones de mi universidad.
Durante muchos años, el entorno para las mujeres que nos enamoramos de las carreras STEM (acrónimo en inglés que hace referencia a science, technology, engineering and mathematics, es decir, ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) fue complejo y las ofertas laborales eran muy limitadas. Sé que las causas son muchas y complejas, pero me gusta pensar que una buena parte podría explicarse por aquellos estereotipos que obstaculizaban nuestra entrada y permanencia en estos ámbitos.
Las cosas han ido cambiando, afortunadamente, pero aún hay desafíos importantes a los que todos y todas debemos hacer frente. Y, para ilustrarlo, comparto un dato muy revelador del Banco Interamericano de Desarrollo (BID): apenas 14 % de las posiciones que tienen que ver con ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas en la región son ocupadas por mujeres. Imagínense todo el talento que estamos desaprovechando.
En PepsiCo, como en muchas empresas, buscamos a este talento especializado, pero lo hacemos con un compromiso intencionado: promover la participación de cada vez más mujeres en estas áreas. Nuestro esfuerzo se remonta a más de una década y durante este tiempo hemos logrado tener una representación femenina muy positiva. De hecho, me alegra compartir que mi equipo, el de Investigación y Desarrollo de PepsiCo Latinoamérica, está compuesto por mujeres en un 60 por ciento.
¿Cómo lo logramos? Primero, con un firme compromiso por promover la igualdad de género, tanto dentro como fuera de PepsiCo. Sin embargo, lo hicimos también con estrategias y programas específicos que han tenido como objetivo ayudar a nuestras colaboradoras a avanzar en sus carreras mientras equilibran sus responsabilidades personales en diferentes momentos de su vida.
Después, una de las cosas que más he disfrutado en mi trabajo: el STEM Career Accelerator, un programa que acerca a estudiantes de secundaria y preparatoria con profesionistas de PepsiCo que tienen experiencia en estas áreas. Este proyecto nos ha permitido acercar la ciencia y la tecnología a cientos de niñas y jóvenes, de la mano de sus centros educativos, con la intención de sembrar el amor e interés por este tipo de carreras.
Además, por medio de Fundación PepsiCo, en colaboración con organizaciones como Fundes y la International Youth Foundation, hemos formado a miles de mujeres en carreras técnicas y tecnológicas mediante programas de inclusión económica. Estas carreras son literalmente el futuro y las posibilidades de trabajo que ofrecen son infinitas: según estimaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), para 2030, 80 % de los empleos de hoy serán reemplazados por otros relacionados con carreras STEM.
Entendemos que inspirar, motivar y empoderar a miles de niñas, jóvenes y mujeres, al hablarles sobre el futuro, es esencial. Lo hacemos porque es lo correcto, pero también porque es bueno para nuestra empresa y para toda Latinoamérica. Es decir, en PepsiCo le apostamos a los ambientes de trabajo diversos y también a la investigación y al desarrollo, porque todas y todos salimos ganando. Queremos más expertas en agricultura que salvaguarden nuestros campos, más científicas que amplíen y mejoren nuestro portafolio de productos y más especialistas en análisis de datos que nos hagan más eficientes y reduzcan más nuestra huella de carbón. En otras palabras, queremos un mejor planeta.
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