POR: Javiera Fernández.
“Me identifico como demisexual porque mi forma de relacionarme con otras personas es diferente; no siento la necesidad de cumplir con un ‘deber ser’ ni de encontrar una pareja. Además, esto influye en cómo me visto, ya que no busco atraer miradas, y en cómo imagino mi futuro. Creo que ser demisexual repercute en mi vida en general”, comenta Camila Hermida, diseñadora visual colombiana de 28 años. Desde que estaba en el colegio y más tarde en la universidad, Camila recuerda que se sentía ‘diferente’ a las demás personas porque no solía tener intereses románticos, o al menos no con la misma intensidad que sus amigas y cercanos.
“Me enteré de que algunas personas decían cosas como ‘a ella no le interesa nadie, debe ser asexual’. No me molestaba, pero sí me parecía raro, porque no entendía por qué asumían eso sobre mí cuando las opciones eran limitadas dentro de la facultad en la que estudiaba y no tenía por qué ‘escoger’ a nadie si no quería”, menciona Camila. Aunque hoy se identifica con más seguridad dentro del espectro de la demisexualidad, sigue siendo una identidad que le genera preguntas, ya que la sexualidad es un tema que abre inquietudes a lo largo de toda la vida y que cada persona experimenta de manera diferente, como aclara Catalina Ramírez, comunicadora y educadora sexual.
De acuerdo con Cata Ramírez, la demisexualidad es un tipo de orientación sexual donde la atracción sexual o romántica solo se experimenta después de establecer un vínculo afectivo previo. Es decir, para sentir deseo sexual, es importante primero conocer a la otra persona y establecer una conexión más íntima. A diferencia de otras orientaciones, donde la atracción puede surgir de manera más inmediata, las personas demisexuales requieren un contexto de cercanía emocional significativo para experimentar atracción.
Según la educadora, hay una serie de preguntas que podemos hacernos para saber o al menos intuir que estamos dentro del espectro de la demisexualidad: ¿No me siento atraído sexualmente por nadie a menos que forme un vínculo emocional primeramente con estas personas, o me demoro más que la mayoría en tener sentimientos de atracción sexual por otros?
“A veces, las personas demisexuales se dan cuenta de que se sienten atraídas sexualmente únicamente por personas que ya conocen bien, como amigos, conocidos o personas cercanas. También es posible que les interese más la intimidad emocional que la actividad sexual en sí, o que les resulte difícil sentir atracción sexual por alguien con quien no tienen una relación cercana. En ese sentido, las relaciones esporádicas y los encuentros casuales (‘touch and go’) suelen quedar fuera de su interés”, explica la experta. Por otro lado, según detalla, es común que las personas demisexuales se sientan atraídas por una persona a la vez. Sin embargo, al tratarse de un espectro, esto puede variar considerablemente de un caso a otro.
Las presiones sociales
La directora de la Escuela Transdisciplinaria de Sexualidad (ETSex), Natalia Guerrero, señala que pertenecer al espectro de la demisexualidad puede traer consigo una serie de malestares asociados a no cumplir con las expectativas sociales actuales. En una década caracterizada por profundos destapes sociales y cuestionamiento de las normas de género, la experiencia sexual está delimitada por nuevas concepciones en torno al sexo y el amor. Especialmente hoy, las relaciones sexuales casuales son comunes y ya no se miran con los ojos estigmatizadores y moralizantes de antaño.
Natalia reflexiona: “Una persona demisexual podría sentir presiones si se rodea de un entorno en el que se valora y promueve el sexo casual o las relaciones rápidas. Las personas demisexuales pueden sentirse incomprendidas o presionadas para adaptarse a normas que no se alinean con sus experiencias. A menudo, se ven en la necesidad de explicar repetidamente su orientación a parejas potenciales, enfrentando incomprensión o rechazo”.
Esta presión, como también lo señala Catalina, parece ser una obligación social predominante en el contexto actual. “Es como si existiera un mandato de ser personas sexualmente activas. En la inmediatez propia del entorno en el que nos movemos, las relaciones se gestan y concretan muy rápido, y por supuesto esto afecta a las personas que se definen como demisexuales o que se están encaminando hacia esa orientación”, comenta la especialista.
Para Camila Hermida, enfrentar estas presiones ha sido parte de su experiencia de vida. Aunque esa imposición no ha venido de sus amigos, pues en su círculo es común encontrar personas solteras y sin interés en tener relaciones amorosas, en contextos familiares ha tenido que sortear preguntas del tipo ‘¿cuándo te vas a conseguir un novio?’. “Sentí esta desadaptación especialmente después de terminar la única relación seria y larga en la que estuve, porque las personas esperaban que buscara un rebound o que me recuperara conociendo a alguien más, como llenando un vacío. Me parecía chistoso e incómodo al mismo tiempo que quisieran presentarme amigos o insistieran en que necesitaba salir con alguien para desquitarme, cuando era lo último que quería hacer”.
Desde el punto de vista de Catalina, ante las presiones y constantes inquietudes que enfrentan las personas demisexuales, lo más importante es aprender a aceptar la propia sexualidad y abrirse a la comprensión de uno mismo. “A propósito de junio, es fundamental sentirnos orgullosos de quiénes somos. Aunque a muchas personas les puede generar angustia tener menos actividad sexual que otros, por ejemplo, o un menor número de parejas sexuales, lo importante es respetar los tiempos, las necesidades y los sentimientos de cada quien”. A esto, Natalia Guerrero añade lo crucial que es la comunicación con el otro. “Es vital abrirse y hablar honestamente con las parejas potenciales sobre lo que necesitas para sentirte cómodo y satisfecho en una relación. No debemos ceder ante presiones para adaptarnos a expectativas que no nos son naturales”.
Apuntar a la visibilidad
Dentro de la comunidad LGBTIQ+, la identidad demisexual no ha sido tan visibilizada como otras. En esto coinciden Natalia y Catalina, refiriéndose a la importancia de nombrar y dar espacio a esta identidad en el ámbito público. “Es crucial incluir la demisexualidad en las conversaciones sobre diversidad sexual, tanto en medios de comunicación como en espacios educativos. Las personas demisexuales que comparten sus experiencias personales pueden ayudar a crear comprensión y empatía. Además, la inclusión de información sobre la demisexualidad en programas de educación sexual integral dirigidos a personas de todas las edades puede promover una mayor aceptación y reconocimiento”, señala Natalia.
Camila destaca que la visibilidad de esta orientación es una tarea pendiente dentro de los temas asociados a la diversidad sexual, ya que no es fácil encontrar comunidades que se identifiquen como parte de este espectro, lo que dificulta el apoyo y la conexión que pueda encontrarse en otras personas. “Creo que faltan espacios seguros para orientaciones sexuales que, de alguna manera, buscan menos. Muchos espacios LGBTQ+ se centran en la libertad sexual y en celebrar el cuerpo, teniéndolo como en display o en exhibición. Es raro explicar que te sientes incómoda con eso. Me gustaría participar en eventos como las marchas Pride, pero tengo la impresión de que me sentiré incómoda, sola, o que expresaré algo diferente a lo que normalmente se expresa en esos contextos. Sin embargo, quiero mostrar al mundo que estoy orgullosa de ser como soy y de entenderme como demisexual, sin temor a que me cuestionen o invaliden”.
Para este Mes del Orgullo, Catalina Ramírez recalca tres ejes fundamentales para explorar nuestra identidad sexual de manera responsable y amorosa: el autoconocimiento, no solo en términos de exploración sexual, sino también de identidad; la responsabilidad afectiva, que implica empatía desde el ámbito personal; y la importancia de relacionarnos con personas que puedan sintonizar con quienes somos realmente.
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