Una investigación publicada por la revista Nature estableció que las mujeres tienen un 13% menos de posibilidades de firmar las investigaciones de sus grupos y un 59% menos de aparecer como autoras de una patente.
Aunque existe consciencia de que el trabajo de las mujeres en la ciencia es mucho menos reconocido que el de los hombres, un nuevo macroestudio vino a confirmar los peores pronósticos, tras un exhaustivo análisis de la composición de casi 10 mil grupos de investigación científica.
La muestra mundiall, publicada en la prestigiosa revista Nature, analizó el trabajo de 129.000 personas y los comparó con las publicaciones científicas realizadas durante cuatro años, en función a cuántas personas del equipo se convierten en firmantes de los estudios en cuestión. La conclusión fue que las mujeres sólo suponen el 35% de las autorías de sus grupos, a pesar de que representan la mitad de la fuerza laboral.
“Descubrimos que la brecha es grande y persiste en todos los campos de investigación y en todas las etapas de las carreras científicas. Es aún mayor cuando se trata de publicaciones de alto impacto”, aseguró la investigadora Julia Lane, de la Universidad de Nueva York. Para la experta, el número y la calidad de publicaciones que se firman como autor es fundamental, pues son los criterios con los que se construye el currículum y con el que se aspira a nuevos proyectos y financiación.
El estudio consideró el rol de cada investigador e investigadora, por lo que las diferencias no se explican por el puesto que ocupaban: el problema se repetía en todos los rangos, las mujeres seguían teniendo menos probabilidades de firmar que los hombres, ya fueran personal de la universidad, estudiantes de posgrado, investigadoras posdoctorales o estudiantes universitarias. Además, la muestra confirmó que la brecha era particularmente máa pronunciada en las primeras etapas de sus carreras. Sólo 15 de cada 100 mujeres estudiantes de posgrado aparecen como autoras de un estudio, en comparación con 21 de cada 100 en el mundo de los hombres.
Uno de los participantes de la investigación, Raviv Murciano-Goroff, de la Universidad de Boston, puntualizó: “Incluso si dos personas contribuyen con la misma cantidad de trabajo a un proyecto, el investigador principal puede premiar a un miembro del equipo con la coautoría del estudio e ignorar al otro. Según los resultados de nuestra encuesta, las científicas tienen 10 puntos porcentuales más de probabilidades de sentir que sus contribuciones se han ignorado en comparación con sus colegas masculinos”.
En concreto, el 43% de las mujeres y el 38% de los hombres señalaron que habían sido marginadas y marginados de la autoría de algún trabajo. Asimismo, el 49% de las mujeres aseguraron que su contribución se minusvalora, frente al 39% de los hombres.
Existen otros antecedentes relevantes que dan luces sobre el duro camino que enfrentan las mujeres para obtener reconocimiento en el mundo científico. Una muestra de Science Advances que contó con la participación de 25 mil investigadores y científicas de Estados Unidos, concluyó que los hombres blancos heterosexuales disfrutan de privilegios que contrastan con los obstáculos que deben sortear las mujeres LGBT, las minorías raciales y personas en situación de discapacidad.
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