Esa es la pregunta que muchos en el mundo se hacían y que hace pocas semanas tuvo respuesta. Ikea, el manufacturador de muebles más grande del mundo lanzó un nuevo servicio que permite a usuarios finales poder comprar de manera directa energía certificada que proviene de fuentes renovables, parques solares y eólicos o directamente de paneles solares.
¿Cómo funciona? Simple, los usuarios deben definir que el consumo de sus energías en el hogar sean renovables, y hacerlo a través de un proveedor que usa exclusivamente este tipo de energías, entregándole al usuario la capacidad de monitorear la cantidad de energía que están consumiendo a través de una simple aplicación.
La iniciativa comenzó a funcionar como un piloto en Suecia y el valor dependerá del consumo, respetándose una tarifa mensual fija, más el extra por el consumo de cada familia. La compañía (Ikea) además vende paneles solares, y anunció que en el futuro próximo, los usuarios podrán además rastrear su propia producción de energía para vender los excedentes de electricidad, haciendo de cada usuario un proveedor de energía.
El proyecto pone en jaque sin duda a las grandes multinacionales eléctricas y a países cuya matriz energética está ampliamente regulada y controlada por el estado o grandes privados. Ikea da un golpe a la cátedra con esta iniciativa no sólo en materia medioambiental, sino que al entregar a las propias personas la responsabilidad de su consumo de energía manteniendo el cuidado con el Planeta. En momentos en que Chile vive un proceso de descarbonización de su matriz energética, es interesante mirar cómo estas iniciativas serán las que seguramente marcarán el futuro del uso de energías renovables en el mundo, en tiempos en que la crisis climática toma más relevancia que nunca, lo que seguramente será tema de conversación mundial en el mes de noviembre cuando nuevamente se realice la Cop26, esta vez en Glasgow, Escocia.
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