Un reciente estudio elaborado por investigadores de la Unidad Central de Comunicación Institucional (UNC) de la Universidad Nacional de Córdoba y otras instituciones, revela que ser mujer y tener un empleo informal aumenta la probabilidad de ser pobre en un 65% y 92%, respectivamente.
El estudio, elaborado en el marco del Programa de Investigación Regional Comparativa (PIRC), se realizó con el fin de medir cuánto inciden variables como la clase social, el género, la raza, la formalidad o informalidad del empleo, y el lugar de nacimiento, en la posibilidad de ser pobre dentro de Argentina. A partir de los datos obtenidos se concluye que la desigualdad tiene una dimensión interseccional, pues, por ejemplo, una mujer afrodescendiente con un empleo informal tiene muchas más probabilidades de ser pobre que un varón blanco con título universitario.
En específico, a partir de un estudio realizado a 5.200 hogares argentinos, se desprende que la población afrodescendiente y perteneciente a pueblos originarios tiene un 170% más probabilidades de ser pobre que una persona de origen étnico europeo. Por otro lado, quienes se encuentran en el sector laboral informal tiene un 92% de chance de vivir pobreza versus quienes están en empleos formales.
Feminización de la pobreza
Asimismo, el estudio revela que hay otro factor que incide en una mayor probabilidad de experimentar pobreza: ser mujer. Según los datos obtenidos, las mujeres tienen un 65% más posibilidades de vivir en un hogar pobre, más aún si pertenecen a un pueblo originario o a la comunidad afrodescendiente.
Desde la Unidad Central de Comunicación Institucional (UNC), la investigadora Paola Bonavitta – especialista además en estudios de género y pobreza – señala que, pese a que las estadísticas dan cuenta de que a nivel mundial hay una feminización de la pobreza, los Estados no toman en cuenta la perspectiva de género al abordar y cuantificar la pobreza. “Miden igualmente varones y mujeres, y mucho menos consideran otras identidades sexo-genéricas. No las tienen en cuenta para cuantificar la pobreza, ni para el diseño de políticas públicas”, señala.
La importancia del título universitario
Al medir las causas estructurales que llevan a la reproducción de la pobreza dentro de Argentina, se concluye que además de los factores de género y raza, el lugar de nacimiento es lo que más incide en la posibilidad de vivir en un hogar pobre.
Por ejemplo, tener un título universitario disminuye un 73% las probabilidades de experimentar pobreza. Por otro lado, el documento señala que el 90% de las personas que nacieron en hogares acomodados terminaron la enseñanza secundaria, y un 47% la universitaria, mientras que son muchas menos las personas pertenecientes a la clase baja que pudieron terminar la secundaria y la educación universitaria: 41% y 11%.
“Los datos recabados dan cuenta de la relevancia que aún tienen la educación y el título universitario como mecanismo de ascenso social, aplicable a toda la estructura social, desde las clases más precarizadas hacia arriba”, explica Gonzalo Assusa, sociólogo y doctor en Antropología e investigador del proyecto.
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