Por Ximena Reyes.
Los Mandarines fue la obra que consagró a Simone de Beauvoir en su carrera literaria. Con este libro recibió el premio Goncourt (el más relevante otorgado en Francia) el año 1954, reconocimiento no sólo a su pluma, sino que también a su lugar entre literatos y filósofos de su época, siendo una de las pocas mujeres en ese entorno de grandes pensadores ilustrados. Si bien es un libro grande, de más de 800 páginas, es imposible no transportarse hoja tras hoja, a la historia biográfica de Simone de Beauvoir, a través de la figura de los tríos que en varias épocas de su vida replicó.
Algunos lo han llamado una novela documental al mostrar a sus protagonistas Henri Perron, Debreuilh y Anne, con sus nombres literarios, pero retratando a Albert Camus, Jean Paul Sartre y a Simone de Beauvoir. Más adelante incluye a quien fuera un amor en su etapa madura, Nelson Algren con el nombre de Lewis Brogan.
Si bien es una novela, su valor está en plasmar conflictos filosóficos de las relaciones humanas, de las bases del pensamiento existencialista. Jean Paul Sartre es reconocido como el filósofo padre de esta corriente. Sin embargo, es Simome de Beauvoir quien hace tangible, palpable en la vida diaria, a un pensamiento post guerra, en donde lo político se vuelve privado y lo privado se vuelve político.
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