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Marcela Chandía: “Las mujeres somos capaces de hacer cosas increíbles”

Con más de 22 años en el mundo del vino, Marcela Chandía ha forjado una trayectoria propia en una industria históricamente masculina. A través de Chile Divino y Mujer de Fuego, impulsa productos de autor con sello femenino, apostando por la sustentabilidad, el rescate local y la calidad del valle de Cachapoal.

«Primero estudié ingeniería agronómica porque mi intención era ser viticultora»—cuenta—. «Postulé a ese puesto, pero no había cupos disponibles, así que comencé a trabajar como enóloga. Quería saber y aprender todo lo que los enólogos hacían en los viñedos. Cuando empecé a trabajar en las bodegas, fue amor a primera vista».

¿Así fue cómo decidiste dedicarte a la enología?
Claro. Me encantó poder transmitir en el vino todas las características de la uva, del terroir. Y lo más entretenido es que el trabajo en el viñedo se complementa totalmente con el proceso de elaboración del vino. Así definí que iba a dedicar mi vida a ser enóloga.

«El mundo del vino es liderado por hombres, y para las mujeres es más difícil posicionarse, aunque no es imposible. Creo que tenemos una cualidad especial: somos muy detallistas, tenemos una sensibilidad distinta.»

¿Por qué decidiste trabajar con aguardiente, un licor que suele considerarse más masculino?
Era un deseo que tenía hace muchos años y que hace dos pude concretar. Vivo desde los nueve años en Doñihue, un lugar tradicionalmente asociado a los aguardientes, pero notaba un vacío en cuanto a su calidad. Estaban muy ligados a un producto de baja gama. Lo que quise fue vestir al aguardiente con un traje largo, poner en valor su potencial. Así nació Mujer de Fuego. Y, en paralelo, en 2015, formé Chile Divino, un proyecto de vinos de autor premium elaborados en el valle de Cachapoal.

¿Cuáles han sido los mayores desafíos que has enfrentado como mujer en este rubro?
El mundo del vino es liderado por hombres, y para las mujeres es más difícil posicionarse, aunque no es imposible. Creo que tenemos una cualidad especial: somos muy detallistas, tenemos una sensibilidad distinta. No digo que seamos mejores ni peores, sino que aportamos diversidad, y eso enriquece la gama de enólogos en Chile.
En Chile Divino, mis vinos tienen un enfoque muy femenino, son amigables, gastronómicos. Siento que ser mujer ha jugado a mi favor. He trabajado en Sudáfrica, Nueva Zelanda, Francia, Portugal y Estados Unidos, y en todos esos países la dinámica es similar: es un mundo de hombres, pero he tratado de dejar muy bien puesta la imagen de las enólogas chilenas.

¿De dónde surge el nombre Mujer de Fuego?
El rubro del aguardiente también está liderado por hombres, en Doñihue y en casi todo Chile. Por eso quise darle un enfoque femenino, premium y de autor. El nombre nace de esa intención: destacar que está hecho por una mujer y con todo el amor del mundo, tanto los vinos como los destilados.

«El rubro del aguardiente también está liderado por hombres, en Doñihue y en casi todo Chile. Por eso quise darle un enfoque femenino, premium y de autor.»

¿Y cuáles son tus desafíos personales en este camino?
Creo que es fundamental apoyarnos entre mujeres. Me encanta el trabajo que hacen otras enólogas, y me emociona cuando algunas me dicen que soy un referente. Para mí eso es una tremenda emoción, pero también una gran responsabilidad. Siento que voy bien encaminada, aunque todavía hay mucho por hacer: nuevas cepas, nuevos vinos, más proyectos.

¿Cómo reaccionan los hombres ante tus productos?
Les llama mucho la atención ver a una mujer haciendo vinos y destilados. En el mundo del vino ya está más normalizado ver enólogas trabajando en productos premium, espumantes y vinos de autor. Pero en el caso del aguardiente aún es una novedad. Eso me encanta, porque no me interesa ir por el camino fácil, sino atreverme a innovar, a cruzar el puente y creer en lo que hago.

¿Y cuáles son tus planes a futuro?
Seguir posicionando Chile Divino y Mujer de Fuego, tanto en Chile como en el extranjero. Quiero ampliar los puntos de venta y llegar a más consumidores, así como fortalecer las exportaciones, especialmente a Europa, Asia y Latinoamérica. Ese es mi gran desafío a corto plazo.