Conocer de arte, hablar de arte, entender de arte es una cosa. Pero tener la capacidad de convocar a 141 mujeres ligadas de una u otra manera al arte para que den su testimonio acerca de su relación con los procesos creativos, es algo que seguramente pocas pueden lograr.
Mariela Ivanier lo hizo, y recopiló estos testimonios en un libro lanzado recientemente y que tendrá su estreno en Buenos Aires en el Auditorio Amigos del Bellas Artes en la Capital. Coleccionistas, artistas, productoras, escritoras, periodistas, gestoras culturales y un sinfín de otras mujeres estuvieron dispuestas a hablar de este tema con Mariela y entregar su testimonio, el que se recoge en las más de 260 páginas de este colorido y entretenido libro que ya está disponible en las librerías argentinas. Sos conocida por tus célebres “Te de colección”.
Platicar te apasiona. ¿Por qué un libro, además de ser otra forma de comunicación que sabemos te apasiona?
Adoro los libros, me parece que dejan rastros. Que son una manera, como tantas, como las películas, como los discos, de atrapar las palabras, de volverlas recuerdo, para poder volver a ellas cuando uno quiere. Por eso los libros me encantan.
El libro nace en medio del encierro de la Pandemia. ¿Habría visto la luz en otro momento de tu vida?
Seguro que sí. Era un libro destinado a salir, a ser publicado, a ser compartido, a reunir esa cantidad de mujeres, estas 141 mujeres que plasmaron su pensamiento. Más tarde o más temprano iba a ver la luz.
¿De dónde nace y se arraiga tanto en ti esta pasión por el arte?
Cuando mis padres se casaron recibieron durante su boda, durante la fiesta de bodas, esos clásicos sobrecitos con dinero que las familias y los amigos suelen entregar a los recién casados como regalo de casamiento. Ellos sumaron todos esos sobrecitos y compraron una obra de arte. Mi familia se fundó con una obra de arte. Yo nací después del cuadro, es decir, mi vida empezó tres años después de que mis padres adquirieron su primer objeto en común.
¿Cómo hiciste la curatoría? Son muchas mujeres, muchas miradas, muchos puntos de vista. Te costó escoger con qué testimonios quedarte?
La verdad es que no me costó elegir, aunque después empecé a sentir que me había olvidado de personas que eran imprescindibles y de mujeres que hubiera sido maravilloso que estuvieran ahí. Elegir fue fácil, fue como ir a la juguetería, solo que después tuve que dejar algunas de las muñecas y de los cochecitos que me quería llevar a mi casa.
¿Lanzás tu libro en pleno Mes de la Mujer. Activista del feminismo también?. Cómo ves el tema de la equidad de género en la Argentina?
No, no me atrevo a definirme como activista del feminismo, porque generacionalmente tengo otra formación. Creo profundamente que las personas, del género que fueran, debemos estar en pie de igualdad. Por mi trabajo me tocó convivir y trabajar con hombres más que con mujeres, porque han predominado en puestos de decisión, y esa es una muestra de que aún hay mucho para trabajar en pos de la igualdad. Creo que la Argentina ha evolucionado enorme[1]mente en ese sentido, a pesar de que aún tenemos, por ejemplo, una tasa de femicidios que asusta. Pero el tema está instalado en la opinión pública y eso ya es un paso enorme.
¿Conversaciones célebres. Un libro de arte. Pasión por las comunicaciones. Qué más viene para vos. Podés quedarte quieta en algún momento?
Jajajaja, hay una expresión muy poco fina que dice “difícil que un chancho chifle”. La frase es muy de nuestro campo y aplica totalmente. La realidad es que yo no puedo quedarme quieta en ningún momento, no está en mi naturaleza, no está en mi posibilidad y tampoco está en mi deseo.
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