La diseñadora de vestuario y textiles, Micaela Larraín, lleva varios años explorando el potencial dela tintorería natural, la cual se trabaja a través de la extracción de tintes presentes en la flora y en residuos orgánicos. Mediante su proyecto ELA textil, la diseñadora rescata este oficio ancestral adaptándose al respeto y cuidado del medio ambiente.
Con el propósito de alejarse de la industria de la moda y textil tradicional, buscando procesos productivos más sustentables, Micaela recorrió diferentes partes del mundo para perfeccionarse. Estudió arte textil en Bandung, Indonesia, luego una formación en arte textil mapuche en Chile, para después integrarse a The Dyer’s House, una escuela española enfocada en tintorería natural.
“Siempre digo que la tintorería natural me cambió tanto espiritual como profesionalmente, porque de por sí es una disciplina muy compleja. Encontré el equilibrio perfecto entre ciencia y arte, entre investigación y cultura, porque nos per- mite hablar de nuestro territorio, aprender de la flora nativa que existe en nuestro entorno”, señala Larraín.
ELA es un laboratorio de diseño textil y teñidos naturales que a partir de la incorporación de técnicas ancestrales de diferentes culturas alrededor del mundo, realiza servicios de teñido natural, además de impartir clases sobre diferentes técnicas tintóreas – entre ellas estampado botánico sobre fibras de origen vegetal, la técnica shibori, batik teñido con índigo, entre otras. “Creo que la tintorería es una forma muy orgánica de llegar a la educación, porque las prácticas del teñido natural van muy asociadas a la salud. No hay mucha investigación respecto a esto, pero la mayoría de las plantas que se utilizan en tintorería natural son plantas que son medicinales, entonces al absorberlo el cuerpo, al usarse en piezas de vestuario, además se generan beneficios para la salud”, comenta Micaela.
La fundadora de ELA Textil concluye que, si bien la tintorería natural siempre ha tenido relevancia en nuestro continente, durante los últimos años ha crecido mucho el interés por aprender sobre ella y aplicarla en diferentes prácticas artísticas y creativas. “Creo que de verdad hay una riqueza gigante en esta profesión. Apuesto incluso por pensar que en unos años más van a existir escuelas y universidades de tintorería natural”, concluye la diseñadora.
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