A los noventa y cinco años, la legendaria conductora televisiva está lista a regresar al programa con que batió varios récords mundiales y se burla de quienes la cuestionan sobre un eventual retiro.
Supo lo que era ser una diva cuando la Argentina era potencia mundial y ese brillo de los años de oro del cine porteño la sigue acompañando diga lo que diga. Literalmente hizo de su paso por la televisión una suerte de reinado en el que supo ganarse el respeto de detractores y partidarios. Los críticos dicen que su voz es la del sentido común de antaño aunque ella reconoce que “está en constante revisión” representa un esquema valórico, de eso no hay duda.
“Ojalá lleguen a mi edad tan bien como estoy yo”. Esta frase fue como un disparo en su cara a un novato notero de televisión que durante horas esperó a la figura más importante de la historia de la televisión argentina para interrogarla por sus años y la permanencia en la televisión. A ella que desafió el tiempo, como dijo alguna vez y que debutó a los 15 años en la pantalla grande, las preguntas sobre un eventual retiro no le afectan. Peinada y vestida a la perfección, avanzando por la escalinata del Teatro Colón de Buenos Aires volvió a demostrar que la rapidez con que se hizo fama de buena entrevistadora seguía intacta.
Fue una de las figuras femeninas del cine argentino de los años 40 y 50, trabajó en el cine español y en la década de los sesenta incursionó en el género policial.
A lo largo de su carrera, ha sido la musa de grandes diseñadores nacionales como Gabriel Lage, Iara, Claudio Cosano y Gino Bogani. Gasas bordadas, encajes y sedas para sus tailleurs de día y sus vestidos de noche, para los que suele elegir colores pasteles. A los 95 años, “La Chiqui” , como le gusta que le llamen, es un ícono de elegancia y franqueza que ha acorralado con sus preguntas a todos los Presidentes de la República del vecino país, desde los ochenta. “He tenido una vida maravillosa, llena de felicidad, de gente que me quería, con dos hijos divinos, un marido amoroso, un público que me ama, ¿qué más puedo pedir? Todo muy placentero”, reflexionó en la celebración de su último cumpleaños.
Alguna vez dijo que se consideraba una impostora porque en realidad su nombre no es Mirtha Legrand, sino Rosa María Martínez Suarez. Pero en lo que todos coinciden, es que de la mano de su marido, Daniel Tinayre, un afamado director, se convirtió en uno de los personajes más queridos de la Argentina. Sus cercanos dicen que es una fanática de los crucigramas y de los sudokus, además de una lectora voraz que siempre tiene varios libros en su mesa de luz. De preferencia, biografías e investigaciones periodísticas.
Hace cincuenta años conduce “Almorzando con Mirtha Legrand” y a los argentinos les gusta compararla con la Reina de Inglaterra. Más de alguno la definió como una mujer que supo reinventarse y ocupar un espacio en la historia. Para ella es una mujer que sacrificó su propia vida por su carrera en el mundo del espectáculo “Yo, les he dado mi vida:”, alguna vez en una entrega de premios, donde se reconoció su trayectoria.
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