Uno de los ejemplos más interesantes es el de la congresista estadounidense Alexandria Ocasio-Cortez, quien, al igual que otras políticas jóvenes, arriendan prendas para ir al Congreso. Entre las actrices que compran ropa de segunda mano están Anne Hathaway y Ema Watson.
Miranda Presley (Meryl Streep), la antagonista de El Diablo se Viste a la Moda, se moriría si supiera que, en la vida real, buena parte del clóset de la protagonista de esa película, Andrea, (Anne Hathaway) es ropa de segunda mano.
Porque Hathaway es muy respetuosa con el medio ambiente y, por eso intenta no contribuir a la contaminación de los suelos comprando cosas nuevas.
La industria de la moda es la segunda más contaminante del planeta después de la del petróleo. Es la responsable del 20% de los vertidos tóxicos en el mundo y se estima que, en el año 2050, emitirá 26% del CO2.
Y muchas otras actrices han tomado conciencia de esta realidad, incluso algunas como Sarah Jessica Parker, ícono fashionista y compradora compulsiva, ha dicho que la impactó profundamente ver el documental The True Cost, que retrata el lado oscuro de la manufactura en el mundo de la moda, y que decidió cambiar un poco su estilo de vida comprando ropa usada. De partida solo comprará ropa de segunda mano para su hijo James.
Ema Watson da la pelea con más fuerzas eso sí: “Pequeños cambios como comprar ropa de segunda mano en vez de nueva, apoyar a firmas sostenibles y dejar secar las prendas al aire pueden conseguir una gran diferencia”.
Por su trabajo, cuando se ve obligada a comprar ropa nueva, pone condiciones: exige que fabricantes de comunidades pobres de países del tercer mundo hagan a mano la ropa a partir de los bocetos que ella hace, entre otros diseñadores. Y que se le pague un precio justo. Estas piezas de ropa se fabrican con telas conocidas como eco-friendly: orgánicas, reciclables y poco contaminantes. Y para eventos importantes como galas y alfombras, solamente se viste con diseños sostenibles.
Las cantantes también se preocupan del tema. Por ejemplo, hace un tiempo, Miley Cyrus en su cuenta de Instagram posó con un lindo sombrero y posteó lo siguiente: “Tom Ford, pero que sea económico (ropa que antes era amada / de alguien = la fuente de moda más sostenible)”. Además, normalmente va contando de sus hallazgos sustentables.
Y, por supuesto, el premio a la gran ecologista es para Jane Fonda, quien desde hace años se ha convertido en el gran emblema. En 2019, la legendaria actriz prometió que un abrigo rojo sería el último que compraría. “¿Ven este abrigo? Necesitaba algo rojo, salí y encontré este abrigo en oferta. Es la última prenda que voy a comprar”, gritó en una de sus últimas protestas en Washington. “Realmente no necesitamos seguir comprando. No debemos buscar comprar nuestra identidad. No necesitamos más cosas”, agregó.
Y no solamente las actrices cuidan el planeta. Las políticas también.
Uno de los ejemplos más interesantes es el de la congresista estadounidense Alexandria Ocasio-Cortez quien, al igual que otras políticas jóvenes, arrienda ropa para ir al Congreso. La demócrata tiene una suscripción en Rent the Runway, empresa que ofrece 4 prendas al mes por 89 dólares; y acceso ilimitado por 159 dólares al mes. Y puede acceder a marcas como Stella McCartney, Victoria Beckhman y Reformation, entre otras. La idea es la misma: contaminar lo menos posible.
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