La tecnología habilita la economía y la sociedad actual. Ha cambiado la forma en cómo trabajan los individuos y las organizaciones, en cómo se mueve la sociedad, cómo se educa o se comunica. Este progreso tecnológico tiene como base el desarrollo científico, pero, es ahí donde encontramos un viejo y pesado elefante en la habitación: este campo del conocimiento ha sido dominado por hombres; las mujeres han tenido que navegar contracorriente para hacerse de un lugar y, hoy todavía, no todo el mundo parece mirar y actuar en consecuencia.
Han pasado 9 años desde que la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 11 de febrero como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, y la brecha de género en este campo del conocimiento sigue casi intacta. Desde entonces, 89 hombres han sido distinguidos con el Premio Nobel, y solo 16 mujeres. Aunque, si lo pensamos mejor, la exclusión de las mujeres en la ciencia es mucho más añeja que hace casi una década.
La estadística es más dramática si vemos el historial completo de los Premios Nobel. Entre 1901 -cuando se entregó el primer galardón- y 2023, han sido premiados 905 hombres en las diferentes categorías (Economía, Física, Literatura, Medicina, Paz y Química), y solo 65 mujeres. De éstas, 19 han sido de Paz y 17 de Literatura. En 122 años de historia de este prestigioso Premio, solo el 6.7% de los reconocimientos han sido para mujeres.
La UNESCO estima que las mujeres representan solo el 28% de la fuerza laboral del mundo en este campo profesional. Y, de hecho, las mujeres de color lo tienen todavía más difícil, ya que representan menos del 2% en ingeniería a nivel global. En cuanto a roles de liderazgo, representan cerca del 24% en el sector tecnológico y 16% en infraestructura, según el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés).
México: más educadoras que ingenieras
Hagamos un doble clic en México. En 2015, el año en que se proclamó el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, el Centro de Investigaciones y Estudios de Género de la UNAM, la principal universidad pública del país, encontró que había solo 9 mujeres por cada 100 estudiantes hombres en las carreras de ingeniería mecánica y eléctrica. En cuanto a posgrados, en físico-matemáticas eran solo 30 mujeres por cada 100 hombres.
En cambio, en carreras no científicas, la licenciatura en Pedagogía de la UNAM tuvo 480 mujeres por cada 100 hombres ¿Sugeriría esto que los hombres tienen más habilidades matemáticas que las mujeres? No. La UNAM señaló que “la participación de la mujer en las carreras científicas no se relaciona con la capacidad, pues el promedio de las calificaciones en el bachillerato fue de 8.0 para las mujeres y 7.5 para los hombres”.
Sin embargo, es cierto que en México las mujeres se inclinan más por carreras relacionadas con la educación. Según el ranking más reciente de Compara Carreras, del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), las cinco carreras más estudiadas por mujeres son: formación docente en educación básica, nivel preescolar; trabajo y atención social; formación docente en otros servicios educativos; orientación educativa y enfermería general y obstetricia.
En contraste, las cinco carreras menos estudiadas por mujeres en México son: producción y explotación agrícola y ganadera; construcción e ingeniería civil; ingeniería mecánica y profesiones afines al trabajo mecánico; ingeniería en electricidad y generación de energía; ingeniería electrónica, automatización y aplicaciones de la mecánica-eléctrica e ingeniería en vehículos, barcos y aeronaves motorizadas.
Esto no es privativo de México. En febrero de 2022 el periódico El País informó que las mujeres son mayoría en la Universidad Camilo José Cela de España, con 55.6% de la matrícula estudiantil y 59.6% de la población egresada, pero se distribuyen de forma desigual: siete de cada 10 estudiantes en Ciencias de la Salud, y seis de cada 10 en Artes y Humanidades y Ciencias Sociales y Jurídicas, pero solo una de cada cuatro en Ingenierías y Arquitectura.
En entrevista con Woman Times, la doctora mexicana especializada en ingeniería ambiental, tecnología y electroquímica, Erika Bustos, refiere que “las carreras de sociales y de cuidado a la salud es donde típicamente ha habido más mujeres, pero en los últimos años su presencia también ha aumentado en áreas relacionadas con ciencias de la salud. La doctora Bustos fue parte de las científicas reconocidas en la edición 2023 del programa “Para las Mujeres en la Ciencia “, impulsado por L’Oréal, la UNESCO y la Academia Mexicana de Ciencias.
¿Qué empuja a las mujeres lejos de la ciencia?
Un artículo del WEF apunta que “estereotipos de género sostenidos por familias o comunidades sobre la competencia de las niñas en STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus siglas en inglés), la falta de modelos a seguir y factores culturales contribuyen a que un número reducido de mujeres obtengan una educación o un trabajo en STEM”. También hay una falta de reconocimiento para las mujeres que han destacado en la ciencia, prueba de ello es la distribución de género en el Premio Nobel.
Hace 30 años, la Revista Iberoamericana de Educación, una publicación científica del Centro de Altos Estudios Universitarios de la Organización de Estados Iberoamericanos, publicó un artículo daba cuenta de la misma situación. Las mujeres, apunta, han participado en el desarrollo de la ciencia “desde la más remota antigüedad. No obstante, sus contribuciones y su papel han sido frecuentemente ignorados por los historiadores, cuando no ocultados deliberadamente tras las figuras masculinas de sus maridos, maestros, etcétera”.
“Así, pocas personas son conscientes actualmente (1994) de que Maria Sklodowska, conocida como Marie Curie al tomar el apellido de su marido, fue la primera persona, hombre o mujer, en ganar el Premio Nobel dos veces, la primera en Física junto con su marido, la segunda en Química por su trabajo en solitario”, menciona el texto llamado “Género y Ciencia ¿Términos contradictorios?”, escrito por Ángeles van den Eynde.
Más recientemente, en mayo de 2023, la UCLA Anderson Review dio a conocer datos sobre una investigación que sugiere que la educación secundaria es una etapa escolar determinante para que las mujeres se inclinen, o no, por estudiar carreras relacionadas con la ciencia. Se trata de un estudio desarrollado en China, un país conocido por su alto desempeño a nivel mundial en el campo de la ciencia y la tecnología.
Los autores descubrieron que “aunque las niñas de secundaria suelen obtener mejores calificaciones que los niños en las pruebas de matemáticas, cuando hay una preponderancia de estudiantes en un aula determinada que creen que los niños son más naturalmente adeptos a las matemáticas, el desempeño de las niñas en las pruebas estandarizadas de matemáticas es más bajo que en clases donde sus compañeros no tienen una creencia excesiva en este estereotipo de género”.
La investigación sugiere que la educación secundaria es una etapa del desarrollo en la que “los adolescentes suelen forjar un sentido más fuerte de sí mismos separados de sus padres. Dada la naturaleza a menudo tenue de esa transición, los jóvenes adolescentes que se distancian de la influencia de sus padres pueden llenar ese vacío dando más crédito a las opiniones de sus pares”.
En esto coincide la doctora Erika Bustos. “En educación secundaria y preparatoria empieza a marcarse la diferencia en el número de mujeres que se inclinan por carreras de ciencias exactas. Esto es así por los ‘usos y costumbres’: desde muy jóvenes las mujeres son orilladas a los cuidados, es la manera en que son educadas. Sin embargo, hoy en día hay más oportunidades para que las mujeres se desarrollen en más actividades profesionales”.
La reseña de la UCLA Anderson Review apunta que la adolescencia “es un período en el que objetivamente (según lo medido por pruebas estandarizadas) las niñas, en promedio, tienen mejores habilidades matemáticas que los niños. Este hecho debería desacreditar el estereotipo de que los niños son mejores que las niñas en matemáticas, al menos en esta etapa de la vida. Pero, no necesariamente es así como lo ven los adolescentes”.
¿Por qué hacen falta más mujeres en la ciencia?
La participación de las mujeres en el ecosistema científico-tecnológico cobra mayor relevancia si tomamos en cuenta que de acuerdo con el WEF, se espera que para 2025 surgirán 97 millones de nuevos empleos adaptados a la nueva relación entre las personas y las máquinas, lo que necesariamente requerirá profesionales con habilidades vinculadas con carreras STEM.3
“Sin embargo, en México las mujeres se han quedado atrás en la formación de estas habilidades para el futuro”, advirtió el IMCO en un estudio que realizó el año pasado para medir la brecha de género en la formación de talento científico y tecnológico en México, mediante el cual analizó la matrícula de hombres y mujeres en carreras STEM entre 2012 y 2022.
“En 2022 se registraron 494,753 mujeres y 996,519 hombres que estudian algún programa STEM a nivel nacional. Aunque en los últimos 10 años la cifra aumentó en cuatro puntos porcentuales, el ritmo de crecimiento en la matrícula ha sido insuficiente (4.4% anual). De continuar esta tendencia, México tardaría 37 años para que el número de mujeres que estudian estas carreras sea similar al que mantienen los hombres hoy”, refirió el informe.
La investigación hizo un doble clic en la situación nacional para encontrar detalles a nivel estatal, encontrando que seis entidades (Ciudad de México, Estado de México, Puebla, Veracruz, Nuevo León y Guanajuato) concentran el 50% de las estudiantes de STEM; Colima logró cerrar su brecha en nueve puntos porcentuales, mientras que Durango solo en un punto porcentual; y Tabasco es el único estado en donde la proporción de mujeres en carreras STEM se redujo, al pasar de 33% en 2012 a 30% en 2022.
“Una mayor participación de las mujeres en el sector STEM no solo tendría beneficios para ellas, sino que también elevaría la competitividad de las industrias y de los estados al incorporar una mayor diversidad de perspectivas para el desarrollo de la innovación. Algunos estudios muestran que la diversidad de género en las industrias STEM y en la academia potencializa dinámicas novedosas de solución de problemas que resultan en contextos más propicios para la creatividad”, destacó el IMCO.
El WEF destaca que “las investigaciones muestran que los equipos diversos son mejores a la hora de tomar decisiones el 87% de las veces y que las fuerzas laborales diversas de una empresa tienen un 70% más de probabilidades de capturar más mercados, lo que a su vez genera ganancias”.
Al respecto la doctora Erika Bustos agrega que las mujeres imprimen diversidad en el desarrollo de la ciencia. “Somos más emotivas, más protectoras, entonces nosotras podemos desarrollar la ciencia con un carácter de aplicación apropiado para la sociedad. Por experiencia puedo decir que los mejores proyectos son cuando se involucran hombres y mujeres en los equipos”.
“No creo que se trate de decir ahora solo hagamos proyectos solo de mujeres, porque los hombres tienen sus propiedades de pensamiento como las mujeres, entonces cuando se complementan ambos géneros, esos son los mejores proyectos de ciencia y lo puedes notar desde cómo se escribe hasta el resultado, siempre hay un toque más armónico, mejor estructurado”, dice la también investigadora del Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico en Electroquímica, S. C. (CIDETEQ) del estado mexicano de Querétaro.
Y bueno, para tener más mujeres en la ciencia, hace falta más empoderamiento femenino para reducir la brecha de género. Pero ¿cómo? La doctora Erika Bustos tiene una sugerencia al respecto: “quiero decirle a todas las mujeres adolescentes y jóvenes que siempre estén firmes en sus convicciones, que hagan lo que les dé felicidad, siempre en compañía de sus seres queridos y familiares. Esto te dará no solo una mejor vida profesional como científica, también personal”.
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