Caminando por la calle, viendo noticias o conversando con amistades, nos damos cuenta de situaciones que consideramos injustas. Visualizamos patrones violentos y nos preguntamos ¿por qué? O incluso, ¿qué tiene que pasar para que cambie?
El 5 de abril se conmemora la Toma de Conciencia, según la RAE, un acto de “conocimiento del bien y del mal que permite a la persona enjuiciar moralmente la realidad y los actos, especialmente los propios”, para con ello generar un cambio. Cinco Mujeres Impacta nos hablan de por qué es importante concientizarse sobre la brecha salarial, cómo sacar de la calle a los niños, niñas y adolescentes a través del deporte, el derecho de reinserción de las mujeres privadas de libertad, la autovalencia de los adultos mayores y la inclusión.
La conciencia de que somos todos sujetos de derecho
“Más del 80% de las personas mayores son autovalentes”, afirma Constanza Daniels, directora de Fundación Revivir. Es por ello por lo que debemos “erradicar el concepto de deterioro que hoy está asociado a la vejez, entendiendo que envejecer es un proceso natural en la vida, no una crisis y validando toda la experiencia que tienen para aportar”, añade.
Soledad Lama, directora de Desafío 10X explica que “las brechas salariales demasiado acentuadas generan diferencias de oportunidades y acceso y estas diferencias incuban resentimiento y sociedades menos cohesionadas, menos colaborativas y más conflictivas”, dando a entender que algunos ciudadanos, específicamente mujeres, son menos dignas de derecho y por ende ganan menos.
Por otro lado, la Hermana Nelly León, capellana de Gendarmería reflexiona la imagen que tenemos de las mujeres privadas de libertad, ya que “solemos tener una imagen de que son personas de tercera categoría, pero son personas de igual dignidad que les tocó nacer en lugares donde sus derechos vienen negados desde la cuna”.
En el caso del deporte, se suele ver como un hobby, pero no tomamos conciencia de la gran herramienta educadora y de prevención que es, permitiendo, por ejemplo, a los niños en riesgo social – muchas veces expuestos a las drogas -aprovechar sus horas libres para hacer ejercicio. Gracia Carvallo, su directora, señala que “los niños de sectores vulnerables que crecen en ambientes sanos, deportivos, con actividades en sus horas de ocio tienen grandes oportunidades de hacer un cambio real en lo que les ha tocado vivir. Cuando influyes en un niño se hace expansivo, terminas influyendo en sus amigos, en sus familias, en sus barrios, en su salud y en su educación”.
Una cultura de la paz “no se puede hacer sin educación, porque si las personas no tienen educación, no pueden tomar decisiones con relación a su vida, lo que viene para el futuro, lo que nos propone los estados, etcétera. La educación es la única manera de poder avanzar en espacios donde no exista homofobia, transfobia, bifobia, lesbofobia, xenofobia, racismo, infantilización, asistencialismo y cualquier tipo de discriminación”, concluye Carolina Pérez, directora general de la Academia Latinoamericana de Inclusión (ANI).
En los aspectos y personas “más vulneradas, vulnerables o invisibilizados hay un tremendo potencial que debemos levantar. Solos no se puede, es responsabilidad tanto del Estado como de la sociedad civil trabajar por ello”, dice Hermana Nelly. La interseccionalidad de cada persona nos fortalece como comunidad, por ende, poner estos temas sobre la mesa, en palabras de soledad “una comunidad que conversa y se conoce mejor es, sin duda, una sociedad más pacífica”.
Después de la conciencia, la acción
Antes que todo, hay que comenzar por sí mismo. Arista que las cinco emprendedoras sociales remarcan. Deshacerse de los sesgos para darle una nueva estructura a nuestras relaciones sociales.
Para hacer un cambio, la Hermana Nelly hace un llamado a tomar conocimiento de la realidad. “No podemos crear leyes y dar soluciones desde los escritorios, falta conocer la realidad, escuchar a las personas como un igual y sin prejuicios”. Gracia Carvallo agrega que “podemos trabajar de la mano del Estado, de los municipios, de las juntas de vecinos en esto”.
Soledad hace un llamado a los empresarios a formar parte de la comunidad: “tenemos una tremenda capacidad de generar impacto y no solamente rentabilidad. Nuestras empresas ya tienen una estructura de talentos, si estos talentos se ponen al servicio de la comunidad, por igual, el impacto es mayor y el sentido de existir como compañía, aparece”.
Para ello, recomienda averiguar sobre “el movimiento de empresas B, a involucrarse con el movimiento empresarial Desafío 10X, que busca establecer un sueldo mínimo de 22 UF y una brecha salarial que no se supere en 10 veces y a escuchar el mensaje de líderes como Gonzalo Muñoz y Patricia May”.
Daniela pone el foco de las políticas públicas, las cuales deben considerar “el alto porcentaje de personas mayores que aún siguen activas, para prevenir la dependencia y generar acciones concretas orientadas a fortalecer este grupo etéreo de manera integral para que continúen estando insertos en la sociedad, reconociendo y agradeciendo el valor de su experiencia”.
Que estas también fomenten “espacios deportivos y áreas verdes en los corazones de los barrios” dice Gracia. Considerando, en suma, que “hoy en nuestro país contamos con gran cantidad de infraestructura subutilizada, sin asignar un programa recreativo a esa cancha o espacio que muchas veces está deteriorado, pasando a ser un punto de reunión de la droga y alcohol. El deporte no debe estar segmentado por quienes pueden costearlo, sabiendo los beneficios físicos y psicológicos que este tiene”.
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