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“No hay tiempo o no es prioridad”: estudio revela por qué las chilenas postergan la mamografía

En Chile, 6 de cada 10 mujeres mayores de 40 años no se realizan su mamografía
anual. La cifra, revelada por un estudio de la femtech chilena My Nipp en alianza
con Netquest, pone en evidencia un problema silencioso: la postergación del
autocuidado, en un país donde el cáncer de mama sigue siendo la principal causa
de muerte en mujeres.

El informe, titulado ¿Por qué no nos hacemos la mamografía en Chile?, encuestó
a 810 mujeres de distintas edades, niveles socioeconómicos y regiones. El
hallazgo central es tan duro como revelador: no es que no haya tiempo, es que no
hay espacio para una misma.

El autocuidado, siempre al final de la lista

“Para poder cuidar a otros, primero hay que cuidarse a uno mismo”, señala Bea
Palma, CEO de My Nipp. “Es lo mismo que ocurre ante una pérdida de presión en
un avión: primero uno debe ponerse la máscara de oxígeno, y recién después
ayudar al resto”.

Sin embargo, la mayoría de las mujeres parece no aplicar esa lógica en su vida
diaria. Según el estudio, casi la mitad de las encuestadas admite que no agenda
su mamografía porque “no tiene tiempo” o porque “no es una prioridad”.
Al profundizar, las razones se difuminan: el problema real no es el reloj, sino la
dificultad para concederse tiempo propio. El autocuidado aparece como algo
postergable, incluso frente a un examen que puede salvar vidas.

Un aprendizaje que llega tarde

Las motivaciones para realizarse la mamografía varían según la edad. En las más
jóvenes (40 a 49 años), predomina la idea de “porque me toca” (47%), casi como
un trámite. En cambio, entre las mayores de 60, la razón cambia radicalmente: un
68% afirma que lo hace “porque soy responsable con mi salud”.
El contraste revela algo preocupante: las mujeres aprenden a priorizarse
demasiado tarde, cuando ya han vivido de cerca el miedo o las consecuencias de
la enfermedad.

Una urgencia clara

El mensaje que dejan estos resultados es contundente: el autocuidado debe
instalarse como un acto cotidiano y temprano, no como una reacción tardía. No se
trata solo de disponibilidad de horas médicas o de campañas masivas: el
verdadero cambio ocurre cuando las mujeres logran poner su salud en el centro
de su agenda, al mismo nivel que el trabajo, la familia o las obligaciones diarias.

Más que un estudio, un llamado

El trabajo de My Nipp busca abrir esta conversación incómoda, pero urgente.
Porque el tiempo que no nos damos hoy puede convertirse en el riesgo de
mañana. Y porque, como recuerda Palma, “para cuidar a otros, hay que empezar
cuidándonos a nosotras mismas”.