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“Nutrir el alma”: el libro donde Stefania Abovic invita a reconectar con la creatividad y la introspección

Con una comunidad creciente en redes sociales y una propuesta que combina arte, mindfulness y bienestar emocional, Stefania Abovic —conocida como Pepi— lanza su primer libro, Nutrir el alma, una guía personal y sensible para reconectar con lo esencial.

A través de la acuarela y la palabra, Stefania Abovic ha creado un espacio íntimo y transformador en el que invita a otras personas a observarse, expresarse y cultivar lo que realmente las nutre. Psicóloga, coach integrativa, magíster en mindfulness y especialista en terapia transpersonal a través del arte, su trayectoria profesional se entrelaza con una experiencia vital que la llevó a cuestionarse los ritmos del mundo contemporáneo y a proponer una pausa consciente.

Nutrir el alma, editado por Planeta, es mucho más que un libro de estilo de vida. Es una propuesta reflexiva y práctica que incluye ejercicios creativos y personales, y que nace de una pregunta profunda: ¿Qué es lo que realmente me nutre?

“Más que una meta, el alma nutrida es un recordatorio amoroso de revisar nuestra vida y decisiones”.

¿Cómo surgió la necesidad de crear Nutrir el alma? ¿En qué momento sentiste que tu experiencia personal y profesional podían entrelazarse en un libro?

Nutrir el alma surge tanto de mi camino personal como profesional. Siempre me he cuestionado la forma en que vivimos, buscando incansablemente éxito y productividad, muchas veces pasando por alto lo que realmente nos alimenta. Me di cuenta de la importancia de nutrirnos con aquello que nos emociona y conecta con la vida, desde lo más simple a lo más complejo.

Acompañando a otras personas en sus procesos, fui testigo del impacto de hacerse preguntas como: ¿Qué me nutre realmente? ¿Qué alimenta mi espíritu? Las respuestas siempre están en nosotros. Escucharlas con atención nos invita a tomar nuevos rumbos.

Mencionas que el libro nace de esa pregunta central: ¿Qué es lo que realmente me nutre? ¿Hoy sientes que encontraste esa respuesta o sigue siendo una búsqueda?

Siento que mis respuestas van cambiando, así como yo también cambio. Lo importante es darme la oportunidad de hacerme esa pregunta con regularidad, y tomar con responsabilidad lo que surge. Veo elementos transversales que nutren mi alma, como estar con mis hijos, la música, la meditación, el arte y la comunidad. Pero todo es impermanente, por eso creo que lo esencial es seguir revisando, volviendo a la pregunta.

¿De qué manera se fue entrelazando tu práctica artística con tu formación como psicóloga y coach?

Siempre me sentí una artista de espíritu. La poesía, la música, el canto, fueron parte de mi vida desde pequeña. En los últimos años, la expresión visual tomó más fuerza. Me formé en terapia transpersonal con el arte, y eso abrió nuevas formas de comprenderme y acompañar a otros. Hoy veo la expresión creativa como un complemento precioso al mindfulness y la meditación. No solo aprendemos a estar con lo que habita en nosotros, sino que también podemos crear y liberar desde allí.

¿Hubo algún capítulo especialmente transformador al escribir?

Sí, especialmente el capítulo sobre creatividad y autenticidad. Hubo momentos en los que sentí que el libro quería tomar su propio rumbo. Aunque tenía una estructura clara, en ciertos pasajes el texto se escribió a sí mismo. Fue una sensación mágica, como si algo más grande me guiara. Al escribir sobre autenticidad, también me fui recordando que ser imperfecta y humana está bien. Y que así también soy suficiente.

En tus videos y en el libro aparece el arte como herramienta de introspección. ¿Qué tiene la acuarela —en particular— que invita a conectarse con el presente?

La acuarela tiene una cualidad muy especial: nos enseña a soltar. El agua invita a confiar, a fluir. Sus colores se mezclan y se despliegan sin control total, y eso nos permite ser protagonistas y testigos a la vez. Es una práctica de presencia y también de asombro. Cada trazo es una oportunidad de estar aquí y ahora.

En un mundo tan acelerado, ¿cómo podemos volver a habitar el tiempo lento sin sentir culpa o improductividad?

Darnos pausas es fundamental. Nadie puede ser productivo si vive en un estado constante de estrés o burnout. Ser productivos también requiere estar presentes, cuidar nuestros vínculos, darnos espacio para el Ser. Creo que ser responsables de nuestra vida implica también encontrar un equilibrio: hacer, pero también habitar.

“Ser productivos también requiere estar presentes, cuidar nuestros vínculos, darnos espacio.”

¿Qué te gustaría que las personas se lleven de la experiencia de leer Nutrir el alma?

Me encantaría que descubrieran nuevos aspectos de sí mismos, que vivieran pequeños o grandes “ahás” que los ayuden a cultivar formas más sabias de estar en el mundo. Que reconozcan su capacidad creativa y la importancia de estar en sintonía con su propio sentir. El libro no es una receta: es una invitación a explorar qué significa para cada quien tener un alma nutrida.

Para cerrar: si tuvieras que definir en una frase qué significa para ti “nutrir el alma”, ¿cuál sería?

Alimentar con amor lo más profundo de nuestra esencia.