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Pingüino de Humboldt en peligro de extinción: ¿cuáles son los desafíos pendientes?

La reciente clasificación de la especie como “en peligro de extinción” expone una crisis ambiental que compromete a Chile, hogar del 80% de sus colonias. Carlos Zurita, doctor en Ecología de la UC, advierte que el cambio climático afecta no solo a la especie, sino que también a la biodiversidad y al patrimonio natural del país. 

El pasado 17 de octubre, el Ministerio de Medioambiente anunció que el estado de conservación del Pingüino de Humboldt pasó de la categoría “vulnerable” a “en peligro de extinción”. La noticia generó preocupación en Chile, donde habita cerca del 80% de las colonias de esta especie.

Según el Proceso de Clasificación de Especies Silvestres, la población del pingüino de Humboldt ha disminuido entre un 50% y un 80% en los últimos 51 años. Entre las principales causas se encuentran la sobrepesca (que reduce la disponibilidad de anchovetas y sardinas, su alimento base), el cambio climático, el fenómeno de El Niño, la gripe aviar y la pérdida de colonias reproductivas.

Esta situación no solo afecta a Chile: en Perú, donde sus costas también son hogar de esta especie, las autoridades han reportado un escenario similar. A pesar de que el pingüino de Humboldt se distribuye ampliamente entre ambos países, sus colonias reproductivas son escasas, estando por debajo de una tasa mínima viable, provocando su cambio de categoría.

Carlos Zurita, doctor en Ecología de la Universidad Católica, señaló que esta crisis “había pasado un poco desapercibido hasta que se lanzó esta alerta”. El pingüino de Humbolt cumple un rol clave en las cadenas tróficas: se alimenta de ciertos individuos y, a la vez, es presa de otros. “Cuando se pierden estas especies, se provoca un desequilibrio ecosistémico”, advirtió.

Los efectos del cambio climático

“El cambio climático, para quienes trabajamos en ecología, es un hecho. Hoy estudiamos sus consecuencias. Hay evidencia sobre esta situación, y de sobra”, aseguró el especialista.

Zurita explicó que el cambio climático modifica la distribución de alimento de los pingüinos. “Ahora tendrán que ir a buscar comida a aguas más frías alejándose de la costa, lo que los obliga a desplazarse más lejos. Entonces, esa es una presión superfuerte”.

Además, explicó que el cambio climático afecta directamente a esta población y, con ello, al patrimonio natural del país: “Chile se caracteriza por tener ciertas características climáticas que permiten que tengamos ciertas especies endémicas y nativas, que son parte de nuestro patrimonio natural. Si ese patrimonio se pierde, perdemos biodiversidad y se generan ecosistemas que son más susceptibles al cambio climático y a otras amenazas”.

Las costas chilenas bajo presión

El académico también enfatizó que los estudios sobre el ecosistema son escasos, en comparación con los trabajos terrestres. “El mundo costero está muy manipulado en cuanto a la explotación de recursos naturales. Si bien es necesario aprovecharlos debe hacerse a tasas sustentables”, añadió. El trabajo costero ha sido principalmente manejado bajo el punto de vista de la pesca, más no de la protección de especies.

Educación ambiental y turismo responsable

Para el especialista, la educación ambiental juega un rol importante en la protección de especies como el pingüino de Humboldt. Reconocer y respetar las zonas donde se encuentran las colonias reproductivas es esencial para evitar que las personas se acerquen más de lo necesario. 

Hay estudios que demuestran que la sola presencia humana gatilla alteraciones en las colonias, como el abandono de huevos. “Un turismo responsable implica mantener una distancia prudente. Lo bueno es que, en Chile, hemos avanzado a pasos agigantados en materia de Ecoturismo”, afirmó.

Conservación activa: una deuda pendiente

Frente a este escenario, surge la incógnita de qué instituciones liderarán un nuevo plan de conservación para sacar a esta especie de la categoría de extinción. Hasta el momento, la protección del pingüino de Humboldt se había llevado a cabo a través de una conservación pasiva, es decir, dejarlo ser sin realizar mayores intervenciones, de tal manera que su población no baje de una tasa mínima viable.

“Lo que se requiere ahora es conservación activa”, aseguró Zurita. “Tenemos que tratar que las colonias reproductivas aumenten en número con algunas medidas de conservación. Identificando cuáles son las variables que afectan significativamente al pingüino”.

Si bien Chile cuenta con una institucionalidad ambiental sólida en comparación con otros países de Latinoamérica, el académico hizo hincapié en la falta de vinculación entre el mundo público, privado y académico, además problemas de financiamiento. A su juicio, instituciones como el Ministerio de Ciencia deben tomar decisiones basadas en evidencia científica, donde el mundo académico “siempre tenga un pie en el mundo del Estado”. Desde esta perspectiva, la academia debe entender que sus datos y resultados de investigaciones deben buscar tener un impacto en la toma decisiones.

¿Qué necesita el pingüino de Humboldt?

Zurita concluyó que el pingüino de Humboldt requiere acciones de conservación activa y una articulación colaborativa entre instituciones del Estado, fundaciones y la comunidad científica.

“Tengo esperanza de que la conservación tendrá un rol más protagónico en Chile. Hoy no existen fondos específicos del Estado para este tipo de proyectos. Si quiero hacer conservación, tengo que enmascararlo como ´investigación científica´ al momento de postular a fondos. Ahí hay que seguir trabajando. Aun así, en el manejo de las amenazas de poblaciones, estamos bastante avanzados en materia de institucionalidad”, afirmó.