Como coordinador de campaña de la Fundación DKMS, su desafío hoy es sumar donantes de células madre. “Nos enfrentamos a mucho desconocimiento y prejuicios frente un acto que puede salvar la vida de una persona y cambiar la historia de una familia para siempre”, asegura.
Dos años antes de salir del colegio, a Luis Larraín se le descubrió de casualidad una enfermedad renal genética, producto de la cual debió comenzar a dializarse tres veces por semana durante cinco largas horas. Asegura que fue una época muy difícil, pero por sobre todo de mucho aprendizaje. El mayor de ellos, que podía tomar las riendas de su vida, dejar de depender de sus padres y salir adelante. Poco tiempo después, fue trasplantado de riñón de forma exitosa.
“Mientras estaba en la lista de espera aguardando por un trasplante de riñón me puse a investigar cómo funcionaban las listas de espera, qué dificultades había con el tema de las diálisis y los trasplantes y fue ahí cuando la fundación DKMS se instaló en Chile y me contactaron para pedir apoyo como voluntario. Obviamente les dije que sí, estuve siempre cerca a la fundación hasta que a fines del año pasado me ofrecieron ser parte del equipo formalmente”, relata.
DKMS es una organización internacional sin fines de lucro de origen alemán (Registro Alemán de Donantes de Médula Ósea, por sus siglas) dedicada a la lucha contra el cáncer de sangre y otras enfermedades graves a la sangre. Las células madre ofrecen una fuente viable de células de reemplazo para tratar enfermedades y potencialmente reducir la mortalidad de aquellas personas que necesitan de un trasplante.
“Mi vida laboral en general ha estado marcada por las cosas que me han pasado y así, de la misma formé que fundé Iguales en su minuto por mi propia experiencia de ser gay, junto con todos los miedos y prejuicios por los que pasé, cuando fui trasplantado me enfrenté a mucho desconocimiento, mucha incomprensión. También me di cuenta de cosas del sistema que no funcionaban tan bien, así que me fui acercando naturalmente a fundaciones como DKMS”, dice.
Desde este año, Luis es coordinador de campaña de la Fundación y su función es lograr que la mayor cantidad de personas se registren como donantes de células madre. “Esto lo hacemos con campañas, en organizaciones, empresas, clubes, colegios o universidades. También tenemos campañas de pacientes, que son los que tienen mayor visibilidad”, cuenta.
Tradicionalmente, el tema de la donación ha estado rodeado de mitos. “No tiene riesgos ni consecuencias. Cuando uno lo explica bien, normalmente las personas se muestran abiertas a convertirse en donantes; el tema es que aún falta mucho por educar y crear conciencia. Hay que derribar un montón de prejuicios que existen alrededor de la donación de células madre”, asegura.
¿Cuál es la realidad de la donación de células madre en Chile?
La verdad es que hay muy poco conocimiento, mucha confusión, por ejemplo, entre la donación de sangre y la de células madre, que son cosas completamente distintas. También hay mucha confusión entre la médula ósea y la espinal, la mayoría de la gente tampoco sabe qué son las células madre. Aunque nos ha ido súper bien para nuestros propios objetivos (llevan más de 90 mil registrados), hemos logrado que los donantes registrados en Chile donen a 90 personas y eso es bueno.
¿Cualquier persona puede donar o hay que cumplir algunos requisitos?
La persona tiene que vivir en Chile, tener entre 18 y 55 años y gozar de buena salud. En la página web de la fundación hay un formulario de registro, donde te van apareciendo ciertas enfermedades leves para aceptar o descartar el registro. Luego les llega a la casa un kit de registro, con unos cotonitos que se pasan por la boca y se envían al laboratorio para saber si alguien es compatible con alguno de los pacientes. El llamado a todas las personas es a que se registren como potenciales donantes si es que cumplen con todos los requisitos. Es una acción que salva vidas.
Juan Pablo Arévalo
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