Bastante. Tanto así que le molestaba mucho que “La Casa de Papel” fuera tan machista y, junto a otras actrices del elenco, tuvo una reunión con los guionistas para que sumaran algunos diálogos feministas.
“Empieza el matriarcado”, dijo Nairobi cuando le quitó el poder a Berlín en una de las escenas de la exitosa serie de Netflix. Su frase resonó con fuerza. Pero no sólo se replicó en tazones, poleras y en otros productos de merchandising. También, y mucho más importante, en lienzos y pancartas de marchas feministas.
La consigna salió de la boca de la actriz Alba Flores, nieta de la gran Lola Flores (1923-1995), casualmente una de las primeras artistas que se atrevió a hablar de temas que, en esa época, eran considerados tabúes como la violencia de género, las relaciones extramatrimoniales y la prostitución.
Seguramente Alba heredó de su abuela esa consciencia sorora. Porque fue ella quien, junto a otras actrices del elenco, preocupadas por el machismo de la serie, hablaron con los guionistas para sumar diálogos feministas.
Pero fueron pequeños aportes, por supuesto. “La Casa de Papel no es feminista ni por asomo”, ha dicho la actriz.
Este fue uno de los textos que logró sumar al guión: “¿Sabéis qué da mucho miedo también? Volver a casa de noche sola. Pero una continúa haciéndolo. Coge el miedo de la mano y a seguir viviendo. ¡Porque hay que vivir, señores! ¡Hay que vivir hasta el final!”.
En la vida real, Alba va a cada marcha y está constantemente leyendo acerca de los distintos tipos de feminismos. “Como mujer y como persona me siento parte de la ola feminista y veo cosas muy potentes que están pasando: mujeres saliendo a las calles para reivindicar sus derechos, alianzas maravillosas entre mujeres de muchos lugares; y creo que todavía la ficción va un poco por detrás”, contó al periódico español Publimetro.
Y en el diario El Salto dijo que no hay que perder el sentido crítico: “la revolución será feminista o no será, pero también creo que las propias feministas tenemos que revisarnos los privilegios —que yo incluso puedo estar entre esas mujeres—, porque hay mucha desigualdad entre las mujeres. No puede ser que el feminismo sea conseguir la paridad entre las clases más altas de la sociedad; eso es una mierda de feminismo”.
Y sobre su genial frase “Empieza el matriarcado”, comenta que le encanta, pero que también hay que reflexionar en profundidad. “Creo que las mujeres tenemos que ahondar en lo que podría significar eso, en lo que significa un ‘no patriarcado’. Porque igual que creo que el feminismo tiene que estar ligado a un movimiento más social de la vida y no tan capitalista, creo que el patriarcado es un pilar fundamental del pensamiento y hay que revisar muy bien qué supone eso, no vayamos a caer en lo mismo”, argumenta.
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