Es la figura literaria más importante del barroco mexicano y quizás del barroco de toda hispanoamérica. Su vida la pasó recluida en un convento escapando del matrimonio y desde ahí escribió y escribió. Su poema “Hombre necio que acusáis” removió la sociedad de entonces, donde exponía la desigualdad y la injusticia de la que era víctima la mujer a través del machismo.
Sor Juana Inés de la Cruz fue una niña prodigio, una adelantada para su época. Aprendió a leer y a escribir a los tres y ya a los ocho escribió su primera eucaristía, y para aprender latín, sólo hicieron falta 20 lecciones. Nació entre 1648 y 1651 cerca de la ciudad de México. Hija ilegítima de una mujer criolla, a los 10 años se trasladó con su familia a la capital mexicana y a los catorce fue dama de honor de la esposa del virrey, momento en que brillaba por su erudición e inteligencia.
Al colegio tenía que ir con el pelo corto y disfrazada de hombre, pues la educación estaba reservada sólo para ellos. Cuando la descubrieron, ingresó al convento de la Orden de San Jerónimo. Como casarse significaba dedicarse a las lecciones del hogar, optó por no casarse, recluirse y seguir gozando de sus aficiones intelectuales. “Vivir sola… no tener ocupación alguna obligatoria que embarazase la libertad de mi estudio, ni rumor de comunidad que impidiese el sosegado silencio de mis libros», escribió.
Sor Juana Inés fue una prolífica escritora tanto de poesía, la que compone la mitad de sus escritos, como de prosa y obras de teatro. Asociada al barroco, tuvo un estilo propio y una creatividad que la llevaron a ser publicada no sólo en su país, sino que en todas partes del mundo. Se transformó en una de las autoras más importantes del siglo XVII y un ícono de las mujeres con ganas de aprender. Actualmente es considerada la figura literaria más importante del Barroco Mexicano y posiblemente del Barroco de toda Hispanoamérica.
Su obra más importante fue el poema “Hombres necios que acusais”, donde se hacía cargo del machismo de la época y las injusticias que sufrían las mujeres, sobre todo en el ámbito de la educación. “Hombres necios que acusáis, a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión, de lo mismo que culpáis (…) Con el favor y el desdén, tenéis condición igual, quejándonos, si os tratan mal, burlándonos, si os quieren bien”.
El 8 de febrero de 1694 Sor Juana Inés de la Cruz ratificó sus votos religiosos, pero el 17 de abril de 1695, a las tres de la mañana, murió víctima de la enfermedad epidémica de la época, el tifus. Murió mientras ayudaba a sus compañeras enfermas durante la epidemia que asoló México ese año. Gracias a ella, la poesía barroca alcanzó su máxima expresión, ya que según los estudiosos, la religiosa introdujo elementos que se anticiparon a los poetas de la Ilustración del siglo XVIII. Su cuerpo se encuentra sepultado bajo el coro de la iglesia del Templo de San Jerónimo, donde en la actualidad se encuentra la Universidad Claustro de Sor Juana.
Sé el primero en comentar