POR: Michelle Adam, meteoróloga.
Durante años, los tornados eran fenómenos que veíamos desde lejos. Literalmente. Los asociábamos a películas, a noticias que venían desde Estados Unidos, a imágenes dramáticas de casas volando y autos elevándose por los aires. Pensar en tornados en Chile era, hasta hace muy poco, algo impensado. Pero hoy, tenemos que decirlo con todas sus letras: los tornados ya no son ajenos a nuestro territorio. Son parte de nuestra nueva realidad meteorológica.
Lo cierto es que los tornados no son un fenómeno completamente nuevo en Chile, pero sí lo es nuestra conciencia sobre ellos. Antes de 2019, los reportes eran escasos y muchas veces quedaban como anécdotas sin mayor registro. Sin embargo, con el avance de la tecnología, la conectividad y el acceso a cámaras y redes sociales, hoy tenemos evidencia clara de que sí han ocurrido , y de que están ocurriendo, en distintas zonas del país, especialmente entre la Región del Biobío y la Región de Los Lagos.
«Lo cierto es que los tornados no son un fenómeno completamente nuevo en Chile, pero sí lo es nuestra conciencia sobre ellos.»
¿Sabías que entre 1554 y 2023 se han registrado al menos 83 tornados y trombas marinas en Chile? Incluso ya se ha identificado una temporada tornádica nacional, que va entre el 15 de mayo y el 15 de junio, justo en otoño. Sin embargo, que exista una fecha tentativa no significa que estos fenómenos no puedan presentarse en otras épocas del año. Pueden ocurrir en cualquier momento si se dan las condiciones atmosféricas necesarias.
Y aunque nuestros tornados no alcanzan las dimensiones destructivas de los que vemos en Norteamérica, ya hemos tenido eventos categorizados como EF0, EF1, EF2 y hasta el EF5, según la escala Fujita, que clasifica la intensidad de estos fenómenos según el daño que provocan.
Pero, ¿qué es exactamente un tornado? Se trata de un embudo de aire en rotación que desciende desde una nube, una cumulonimbus hasta el suelo y tiene un gran desarrollo vertical, llegando a medir hasta 12km de altura. En el caso de una tromba marina, ese embudo no toca tierra firme, sino que se extiende hasta de bajo del mar o lago. Se forman cuando hay una combinación de aire cálido en la superficie, aire frío en altura, y vientos cruzados que generan un giro. La presencia de estas condiciones genera una atmósfera inestable, el ambiente perfecto para que aparezca un tornado.
Lo más complejo es que estos fenómenos son extremadamente difíciles de pronosticar. A diferencia de un huracán, que se puede seguir y anticipar con varios días de antelación, un tornado puede formarse en cuestión de minutos y moverse de forma errática. Y en Chile, no contamos con radares meteorológicos especializados para detectarlos. Para cubrir adecuadamente nuestro extenso territorio, se necesitarían al menos cuatro.
«Lo más complejo es que estos fenómenos son extremadamente difíciles de pronosticar. A diferencia de un huracán, que se puede seguir y anticipar con varios días de antelación, un tornado puede formarse en cuestión de minutos y moverse de forma errática».
Por eso, la prevención y la educación son clave. Ya no podemos seguir actuando como si los tornados fueran una rareza. Necesitamos construir una cultura de preparación: saber cómo se forman, cuándo hay mayor riesgo y, sobre todo, cómo reaccionar si uno se presenta.
Si alguna vez te enfrentas a un tornado, aléjate de las ventanas, refúgiate en un baño o en un espacio sin vidrios, cúbrete con mantas, y nunca te protejas bajo árboles o postes. Si vas en auto, detente en un lugar lo más seguro posible. Y si estás al aire libre sin refugio, acuéstate en una zanja o lo más cerca del suelo que puedas.
No se trata de generar alarma, sino conciencia. El cambio climático ha traído consigo un aumento en la inestabilidad de la atmósfera. Y eso nos exige estar más atentos, más preparados y mejor informados.
Porque sí: los tornados llegaron a Chile. Y llegaron para quedarse.