Desde la Dirección de Medio Ambiente de la Municipalidad de Rapa Nui, lidera proyectos para la protección del ecosistema y la autonomía alimentaria que han sido elogiados desde la ONU.
“ Mi infancia fue sencilla, vivía en una casa pequeña, nuestro comedor estaba debajo de un bosque y dormíamos la siesta a los pies de los árboles. Hasta que cumplí los 11 años, siempre tuvimos huertos y animales, en tsintonía con la naturaleza. Ahora tenemos de todo, pero a qué precio, ¡estamos colapsados!”. La reflexión de la ambientalista Vairoa Ika llega a días de que el panel de expertos en cambio climático de la ONU, que lleva tres décadas monitoreando el fenómeno entregara su informe más lapidario.
Según los expertos de los cinco continentes, los cambios que tienen al mundo en “código rojo” son responsabilidad, fundamentalmente, de la humanidad. Afirman que los efectos serán “irreversibles” durante “siglos o milenios”. Nada de eso la sorprende, en la Isla los efectos se ven en los cambios en los ciclos de lluvia y el aumento de las mareas que periódicamente causan estragos en el borde costero. “Hay que ser fuerte para no deprimirse, porque cuesta mucho ver la luz, uno escucha demasiado y ve pocas acciones”.
En la última COP realizada en Madrid, esta ingeniera en Recursos Naturales Renovables de la Universidad de Chile fue ovacionada en el plenario de apertura. “Hemos puesto de nuestra parte desde tiempos inmemoriales, y ya es hora de que ustedes hagan su parte. Es escandaloso que las emisiones sigan en aumento. Los pueblos indígenas han sido pioneros en el cuidado y la sanación de nuestra Madre y Padre Tierra y continuaremos en la vanguardia, guiandolos a ustedes por el buen camino”, dijo, al leer la Declaración del Caucus de los Pueblos Indígenas, que rápidamente se viralizó.
Ese momento fue la coronación de años de dedicados a la protección de su territorio de los efectos de la contaminación y los cambios meteorológicos. Para ella, la respuesta urgente a los desafíos de la crisis climática están “en promover un cambio desde el individuo. El cambio que necesitamos viene de la esencia del ser. Que todos se detengan y vean qué es lo que hacen a diario para detener esta catástrofe”, dice, con su voz suave y estampa de modelo.
Con el inicio de la pandemia, el equipo municipal que dirige asumió el desafío de acelerar el camino hacia la autonomía alimentaria. Así nació el vivero O ´one Hatu, el nuevo pulmón verde de Rapa Nui que tiene fines educativos y de forestación, entre otros beneficios para distintos programas. “Primero se hicieron dos invernaderos, donde se germinaban todas las semillas para abastecer los 506 huertos familiares“, cuenta. En forma paralela, lanzaron el programa“Etahi poki etahi tumu” que entrega un árbol a cada niño que nace, la campaña de reutilización textil y un sinfín de acciones de reciclaje.
“Es un trabajo en equipo en el que todos estamos bien enfocados”, reflexiona, al tiempo que destaca la creación del sello el Tapa’o rito mata que destacan a las empresas locales que tienen buenas prácticas medioambientales como, por ejemplo, el manejo adecuado de los residuos, aguas residuales, la eficiencia hídrico-energética y la venta de productos locales.
“Nuestra brújula es el Plan Amor que está alineado con la agenda 20/30 de las Naciones Unidas. En este tiempo en que el mundo paró, nosotros aceleramos muchos proyectos y nos enfocamos por completo hacia mejorar nuestro territorio”, cuenta la medioambientalista.”En algún momento de la pandemia, necesite desconectarme y replantearme todo. La crisis sanitaria invisibilizó la lucha ambientalista en muchos sentidos y el aumento de los plásticos ha sido dramático. Nosotros desde acá estamos bien encaminados pero si no estamos todos alineados, qué es lo que le vamos a heredar a las nuevas generaciones?”
Claudia Paz González
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