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El movimiento #MeToo crece en Irán

Gracias a la fuerza del feminismo, las mujeres iraníes hoy se atreven a denunciar abusos en un país donde muchas veces se les culpa a ellas mismas de ser violadas. Y también han salido a las calles para apoyar a sus congéneres afganas. Lo mejor es que las están empezando a escuchar.

La fuerza del movimiento internacional #MeToo, que nació hace 4 años, alentó a muchas mujeres que viven en Irán a alzar la voz, una muestra de coraje considerando que ese país y Afganistán lideran la lista de naciones que más oprimen los derechos de la mujer. 

A fines de agosto del año pasado, a través de las redes sociales, muchas iraníes denunciaron a más de cien hombres, entre ellos el exdirectivo de una importante empresa de comercio electrónico; un profesor de sociología; y el propietario de una conocida librería.

Y esta vez se escuchó a las mujeres, un hito alentador en un país donde casi siempre se culpa a la mujer cuando es violada (“ella se lo buscó”; “ella lo provocó”). Tras las acusaciones, Keyvan Emamverdi, el propietario de la librería confesó haber violado a 300 mujeres y lo acusaron de “corrupción en la tierra”, un delito capital.

La empresa de comercio electrónico Digikala, en tanto, abrió una investigación contra su exgerente y se disculpó ante sus trabajadoras. El gremio de sociología de Irán expulsó al profesor acusado y exigió una política de tolerancia cero en las universidades.

Además de las acusaciones en redes sociales, el año pasado trece mujeres dieron entrevistas al The New York Times y acusaron al hasta entonces respetado artista Aydin Aghdashloo de conducta sexual indebida durante un periodo de 30 años. La mayoría eran ex alumnas o periodistas que cubrían arte y cultura.

Él se defendió contradictoriamente, “para que quede claro, siempre he querido tratar a la gente con respeto y dignidad, y nunca he maltratado ni agredido a ninguna persona ni tampoco me he aprovechado de nadie”, dijo primero. Pero luego declaró: “No soy un hombre perfecto. Si mi comportamiento ha ofendido o molestado a alguien, ofrezco mis más sinceras disculpas”.

Y su caso también ha recibido una sanción social: una pintura de Aghdashloo fue retirada de la portada de una famosa colección literaria, y al menos tres mujeres han anunciado cargos judiciales en su contra.

Feministas solidarias

Cuando los talibán entraron en Afganistán, muchísimas iraníes salieron a las calles para solidarizar con sus congéneres. No era su país, aparentemente no era su problema y aun así, se manifestaron. Las históricas imágenes de apoyo dieron la vuelta al mundo.

Este empoderamiento de las mujeres, hace una década, era algo impensado en Irán.

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