La otrora símbolo de liberación femenina hoy hace comentarios antifeministas y ha recibido condenas y multas por racista. Su más reciente polémica es su postura antivacuna.
De joven, qué duda cabe, nombrarla era símbolo de liberación femenina porque Brigitte Bardot era mucho más que un símbolo sexual. La escena de su baile en “Y Dios… creó a la mujer”, dirigida por su esposo Roger Vadim, provocó un gran escándalo y la prohibición de la película en varios estados norteamericanos.
Los defensores de la moral la crucificaron, pero a ella poco le importó. Y fuera de la pantalla se movió la misma libertad que meneaba sus caderas en esa película.
Invitada por el presidente Charles de Gaulle, llegó al palacio del Elíseo con pantalón en una época en que las mujeres se ponían mayormente falda o vestidos. Se casó 4 veces (otro escándalo para esos años) y tuvo más de un amante.
Pero se retiró muy joven de la actuación para dedicarse a defender a los animales. Claro que en los últimos años su espíritu liberal ha ido en picada.
Sus declaraciones contra personas homosexuales, inmigrantes y musulmanes le han significado cinco condenas por incitación al odio racial. En noviembre pasado, por ejemplo, fue obligada a pagar 20.000 euros de multa por injurias racistas al asegurar que los habitantes de la isla francesa de La Reunión “han conservado sus genes salvajes con reminiscencias de canibalismo de siglos pasados que deberían prohibirse”.
Y en febrero de 2021, en una entrevista con la revista italiana Oggi declaró que el coronavirus era “algo bueno” ya que se trata de “una especie de autorregulación de una superpoblación que no somos capaces de controlar”. Y hace pocos días dijo que no va a vacunarse contra el covid-19 porque es “alérgica a todos los productos químicos”.
Incluso confesó que, cuando viajó a África, mintió y no se vacunó contra la fiebre amarilla, requisito obligatorio para ingresar a algunos países del continente: “Mi médico de entonces me redactó un certificado falso. Fui (a África) y volví en plena forma”.
Como si fuera poco, también se ha situado en la vereda del frente del feminismo. En 2018 opinó que la mayor parte de las denuncias de acoso en el cine son “casos hipócritas” y sostuvo que muchas artistas “calientan a los productores para tener un papel”.
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