Indignación provocó el lunes la noticia de que seis jóvenes argentinos fueron detenidos el lunes pasado mientras violaban a una joven en un automóvil en una de las zonas más turísticas de la capital, en el barrio de Palermo. Las fotografías de los agresores – Ramón Ángel Pascual, Tomás Fabián Domínguez, Lautaro Dante Ciongo Pasotti, Ignacio Retondo, Steven Alexis Cuzzoni y Franco Jesús Lykan – se convirtieron en las últimas 48 horas en lo más compartido por las redes sociales al otro lado de la Cordillera de los Andes, donde se informó que la víctima que ya reconoció la agresión, se recupera en compañía de su familia.
En diálogo con una radioemisora local, la mujer que detuvo la violación grupal, Natalia Concepción recordó ayer cómo se dio cuenta del ataque. “Comenzamos a ver que en un auto había movimientos raros y pensamos que era una pareja teniendo relaciones, pero nos pareció raro porque había muchas personas, que no eran solo dos, y entonces notamos que había una mujer fuera de sí, que cerraba los ojos y tiraba manotazos como para defenderse, mientras un hombre la estaba ultrajando”.
El hecho ocurrió el lunes antes de las nueve horas, y tras ser increpados por los vecinos los dos jóvenes que estaban afuera tomando y tocando guitarra, comenzaron a golpear a quienes trataban de sacar a la joven que permanecía prácticamente inconsciente. Entre gritos, los vecinos lograron que los jóvenes soltaran a la mujer que permanecía sin alba. En ese minuto, un vecino que terminó ensangrentado en el piso, logró filmar a los agresores con los pantalones abajo mientras la joven luchaba por liberarse.
A los minutos, llegó un vehículo policial que detuvo a los universitarios que estaban completamente fuera de sí, y trasladó a la joven a los servicios de urgencia más cercanos. Ahora, los seis imputados permanecen en distintas dependencias policiales porteñas y hoy serían sometidos a la primera indagatoria.
Para la ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, lamentablemente “no se trata de un hecho aislado” y los responsables “no son monstruos, son varones socializados en esta sociedad. Así como nosotras aprendemos a cuidarnos y a saber cuáles son los riesgos, los varones también aprenden ciertas prácticas: la práctica de que nuestros cuerpos, nuestras vidas, no tienen valor”.
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