¿Cuántas veces hemos escuchado: “las mujeres siempre gastan más de lo que ganan” o “las mujeres sólo saben gastar el dinero de los hombres”. Abundan los estereotipos que insisten en la idea de que las mujeres no son capaces de manejar conceptos relacionados a finanzas o economía, subestimando su capacidad de valerse por sí mismas. Sin embargo, de lo que menos se habla es de hechos concretos como que las mujeres ahorran más que los hombres y tienen un mejor comportamiento de pago.
Un estudio del Banco de Desarrollo de América Latina constata que las solicitudes de créditos presentadas por mujeres tienen un 14.8% menos de probabilidades de ser aprobadas que las de los hombres con el mismo perfil crediticio en el mercado de créditos de consumo. Lo mismo ocurre con startups lideradas por mujeres al solicitar financiamiento.
Si se traslada esta problemática al hogar la situación no es muy distinta. Y es que hablar de dinero nunca es fácil especialmente para mujeres casadas. ¿Por qué se siguen perpetuando estas brechas en nuestra sociedad y qué podemos hacer al respecto? En conversación con WT, tres expertas nos dan algunas luces al respecto.
La importancia de la educación financiera
Durante años nos han inculcado que el hombre es el proveedor en una unidad familiar y por lo tanto, es su responsabilidad encargarse de las finanzas del hogar. Hoy las cosas han cambiado, pero aún sigue habiendo un gran número de mujeres que dejan de involucrarse en las finanzas domésticas, incluso cuando ambos trabajan. Esto no es exclusivamente un tema de salario. La mujer puede estar ganando lo mismo o más que el hombre, y aun así se le subestima. Lo que al parecer se debe en gran medida a una falta de educación financiera, algo que afecta especialmente a las mujeres que siguen encontrándose en una posición desventajosa en términos de conocimiento respecto a los hombres. Un estudio de DCV & CADEM en Chile (2022) muestra que una mayor proporción de mujeres declara tener un escaso conocimiento de materias económicas y un desempeño inferior al de los hombres en preguntas asociadas a conceptos financieros básicos como tasas de interés, inflación y diversificación de riesgo.
Natalia Aránguiz, socia y gerente de estudios de Aurea Group , y vocera de Women in Finance (WIF), una asociación latinoamericana que busca promover el rol de la mujer en este campo, nos cuenta que se trata de una diferencia evidente. “Cuando hablamos con alumnos de escuelas de negocios, los hombres muestran siempre algún grado de conocimiento acerca de conceptos o abreviaturas relacionadas al mercado de capitales. Esto se da porque ellos son incluidos, por ejemplo, cuando su papá invierte en acciones o porque son temas que se conversan entre amigos. Sin embargo, las mujeres no están habituadas a estos conceptos, porque en su entorno no han sido expuestas a estas materias”, explica. De hecho, según la UNESCO, las áreas educativas más dominadas por los hombres son las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y la ingeniería – donde entran las finanzas – cuyas tasas globales de matriculación de mujeres son del 27% y 28%, respectivamente.
Esta falta de exposición se suma a preceptos culturales arraigados. Que una mujer hable mucho de dinero suele ser mal visto. “Conversar sobre nuestras ambiciones profesionales o de lo competitivas que somos tendrá siempre una connotación negativa. Reconocer la búsqueda de poder suele ser visto como ‘poco sexi’. Por tanto, quedamos propensas a ver la dependencia financiera como algo normal”, explica Aránguiz. Al final del día, estos factores culturales suelen ser un agente de inseguridad para mujeres que buscan emprender o simplemente ingresar en el mundo de las finanzas, lo que se traduce en que tomen menos riesgos y cuenten con menos herramientas de inversión que los hombres. Según un informe de la CMF, el monto total de crédito vigente de las mujeres es 40 puntos porcentuales menor que el monto acumulado por los hombres.
Aurora Sepúlveda es CEO de La Contadora, una consultora donde ayuda a administrar sus empresas y finanzas personales. En su experiencia, los hombres suelen ser más osados, se arriesgan más y por lo mismo puede ser más común que tengan más aciertos económicos. “No es que administren mejor las finanzas personales, al contrario, dentro de mis consultorías las mujeres siguen ganando como líderes en organización, en saber qué pueden ahorrar y dónde tener ese dinero guardado, pero falta la instancia de saber cómo puedo multiplicar mi dinero.”
Otro desafío de la vida en pareja
Según un informe del Banco Mundial, alrededor de 2.400 millones de mujeres en edad de trabajar no tienen igualdad de oportunidades económicas. Esta brecha salarial, sumada al poco conocimiento en materia de finanzas implica una desventaja que muchas veces se traslada al ámbito familiar y de pareja.
Manejar las finanzas cuando se vive con otra persona nunca es fácil, especialmente si no se quiere depender monetariamente del otro. Cuando una mujer es mamá, muchas veces sucede que, o dejan su trabajo temporalmente, o deciden emprender desde el hogar, lo cual puede tener grandes repercusiones en sus finanzas personales. Lorena Gallardo, CEO de Fundadoras, una de las principales escuelas de negocios para mujeres en América Latina, resalta la seriedad de este problema. “Alguno de los dos tiene que hacerse cargo más que otro y generalmente son las mujeres. Cuando no hay una conversación respecto de los tiempos, si quiero retomar mi vida
laboral y solventarme económicamente, muchas veces surge este problema de que la mujer no regresa a trabajar, se queda en casa, y a su trabajo de cuidado nunca se le da la misma importancia – versus el otro trabajo estable que asume el hombre”, expresa. Esto muchas veces genera una relación de poder desigual y suele pasar que aquel que controla las finanzas controla la relación. La comunicación en el ámbito del dinero es esencial para una relación sana y transparente donde la mujer se pueda hacer valer igual que el hombre. Ante esto, es importante saber llegar a acuerdos, especialmente si se trata de una mujer que luego de un tiempo quiera volver a trabajar. “Hay que tener esas conversaciones en el momento adecuado, y que haya una voluntad y apoyo para que esa mujer, cuando quiera volver al mundo laboral, pueda tener las herramientas para hacerlo”, señala Gallardo.
¿Cómo se logra una independencia financiera?
“Sigue siendo un tabú cuando a la mujer le va bien económicamente”, expresa Sepúlveda. “Ya sea por roles de género o por temas de ego, el hecho de que una mujer sea exitosa e independiente suele intimidar. La desinformación sobre temas básicos de economía y finanzas limitan la capacidad de la población para tomar decisiones responsables, conscientes y competentes. Aun así, cada día vemos a más mujeres incursionar en el mundo de las finanzas. Sin embargo aún existen muchas barreras que nos impiden avanzar hacia la paridad”. Según un estudio global de Boston Consulting Group, las mujeres están significativamente subrepresentadas en el liderazgo de las funciones financieras, donde ocupan alrededor de un tercio de los puestos financieros de alto nivel. “Faltan más mujeres en el mundo empresarial, somos muy buenas administrando pero el miedo siempre nos va a tener estancadas”, expresa Gallardo.
Estas mismas barreras aparecen para mujeres que buscan emprender, o simplemente manejar sus propias finanzas. Según la consultora global Gender Smart, en Latinoamérica existe una brecha de US $93.000 millones en el financiamiento de startups creadas por hombres vs mujeres. De manera similar, un estudio del SERNAC comprobó que a pesar de que las mujeres muestran un mejor comportamiento de pago en los indicadores de mora y reestructuración de deuda que los hombres, acceden a menos créditos de inversión. Esto muchas veces se debe a que se les aplican más requerimientos que a los hombres.
El camino hacia la independencia financiera – siendo emprendedora, ejecutiva o desempeñando cualquier otro trabajo – puede llegar a ser el doble de largo para la mujer, especialmente cuando es madre. Sin embargo, es algo que se puede lograr y en eso la formación juega un rol preponderante.
Del mismo modo es necesario contar con una buena red de apoyo, tanto del núcleo familiar como desde fuera. “A veces a las mujeres en general no nos gusta mucho pedir ayuda, queremos hacerlo todo, pero tenemos que perder ese miedo a solicitar ayuda”, comenta Gallardo. “Es muy importante seguir promoviendo la independencia económica, pero al ritmo de nosotras, al ritmo de nuestro capital de trabajo”, concluye Aurora Sepúlveda.
Sé el primero en comentar