A pesar de que cada año más mujeres forman parte de la Población Económicamente Activa (PEA), se requiere un Sistema Nacional de Cuidados y mayor participación de las empresas para impulsar aún más su incorporación.
En 2023 se integraron poco más de 587 mil mujeres a la fuerza laboral en México. Esto significó casi 121 mil posiciones de trabajo más que las ocupadas por hombres, de acuerdo con información publicada por el periódico mexicano El Economista, con información de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE). Aunque esto es una buena noticia, el avance no es del todo significativo.
“Cuando observamos el panorama completo, realmente no existe un cambio […] Si vemos desde hace 20 años, cuando México empezó a medir esta variable desde el 2005, la tasa de participación económica de las mujeres era de 41%, y hoy hablamos de 46, casi 47%. ¿Esto qué nos dice? Que prácticamente no ha cambiado la participación de mujeres en la economía”, señala en entrevista para Woman Times, Fernanda García, directora de Sociedad Incluyente del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
La especialista explica que incluso el desempeño del país en esta materia se encuentra por debajo de naciones como Perú (64.8%), Chile –antes de la pandemia, la participación económica de las mujeres alcanzó 53.3%– y Colombia (51.7%). “No descarto la tendencia al alza […], pero estamos bastante estancados en el tema”.
Las razones del estancamiento son múltiples. Por un lado, la demanda en México de actividades de cuidados es creciente. Estas se enfocan no solo en los infantes, sino en adultos mayores, personas enfermas y con alguna discapacidad. El número de personas que requieren cuidados en el país es preocupante. De acuerdo con la Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidados (ENASIC) 2022, se estima que 58.3 millones de personas son susceptibles de recibir algún tipo de cuidado, lo que representa el 45.2% del total de la población. Según los resultados de la misma encuesta, 37.6 millones de personas recibieron en sus hogares algún tipo de cuidado por uno de los integrantes de su propio hogar o de otro hogar que dio el apoyo.
¿Quién proporciona este cuidado? “Tres de cada cuatro personas que realizan cuidados en México son mujeres, lo que nos indica que son las principales cuidadoras […] Nueve de cada 10 personas que dejan el mercado laboral por razones de cuidado son mujeres”, dice García.
Por otro lado, comenta, ellas son también las que dedican más horas a la semana a los trabajos del hogar: destinan 40 horas. Los hombres solo 16: “Por este trabajo, las mujeres no reciben una remuneración a cambio, y los hombres tienen más tiempo para dedicarlo al mercado laboral”.
En este sentido, las mujeres se enfrentan a diversas barreras para participar de la vida laboral; pero una vez dentro, el reto es permanecer, porque las necesidades de cuidados son transversales en diferentes etapas: “Siempre pasa; las mujeres que quieren tener una familia, o se enferma la mamá o cualquier otro tema que requiera de cuidados”.
Ahora, la directiva del IMCO señala que las mujeres que logran permanecer activas en la vida laboral formal, y que buscan escalar a posiciones de liderazgo también encuentran múltiples desafíos: “No hay condiciones para que ellas puedan estar, porque tenemos un mercado laboral que demanda mucha presencialidad; no hay flexibilidad (laboral). Y conforme avanzas de nivel jerárquico, la flexibilidad que a lo mejor tenías en un puesto de entrada ya la perdiste, porque necesitas estar todo el tiempo respondiendo y atendiendo a tu centro de trabajo. Se vuelve más complicado llegar a esos puestos”.
¿La solución? Un Sistema Nacional de Cuidados y mayor consciencia empresarial
Aunque se ha reconocido la necesidad de que exista un Sistema Nacional de Cuidados (SNC), no termina por hacerse realidad. De acuerdo con información publicada por la revista Expansión Política, el pasado marzo, los diputados aprobaron reformas a la Ley General de Desarrollo Social para incluir el derecho al cuidado de personas vulnerables por parte de instituciones del Estado, pero sin presupuesto. “A mí, lo que me gusta destacar de esto (del SNC) es que lo que se busca es tener a alguien responsable; instituciones que se coordinen entre sí para decir ‘la política nacional de cuidados de México va a ser priorizar A o atender B’. Hoy eso no existe, y entonces pues esta ‘bolita’ se va aventando de institución en institución, porque no recae en nadie la responsabilidad”.
El IMCO, durante tres años, ha realizado el estudio “Mujeres en las Empresas”; para llevarlo a cabo, el Instituto consulta la información de 184 organizaciones listadas en la Bolsa Mexicana de Valores y en la Bolsa Institucional de Valores (BIVA): “Quizá no sea la realidad del país […], pero son empresas grandes, consolidadas […], son una ventana de oportunidad para conocer qué están haciendo las empresas”.
Algunos de los hallazgos más relevantes fueron que, de las 184 empresas analizadas, siete tienen a una mujer como directora general, es decir, solo 4%. Únicamente 1% de las empresas tienen mujeres en las tres direcciones relevantes (general, finanzas y áreas jurídicas). De la plantilla laboral de estas empresas, 43% son mujeres. Asimismo, el estudio arroja que las tres políticas de inclusión que reportan las empresas con mayor frecuencia son ofrecer capacitación continua (74%), tener protocolos contra la violencia y el acoso laboral (73%) e implementar una política de diversidad en los equipos de trabajo (57%).[1]
“A partir de estos datos, luego nos sentamos con las empresas; fue un ejercicio muy enriquecedor, porque nos decían que tenían ciertas prioridades en políticas, pero al final, por diferentes razones, no había dinero, no tenían personal adecuado y terminaban implementando otras políticas […] Luego, hablamos con las mujeres que estaban en esas empresas y decían, ‘bueno, es que yo no necesito eso. Yo no necesito más capacitación, necesito flexibilidad; una política de igualdad salarial, un programa que sea de maternidad y paternidad. Entonces, ahí nos dimos cuenta de que lo que las empresas priorizan no es lo que hacen, y no es lo que las mujeres necesitan”.
Un avance agridulce…
La experta comenta que, durante los últimos años, las posiciones formales de trabajo que se han generado; la gran mayoría, han sido ocupadas por las mujeres. No obstante, dice, la mayoría de los empleos informales fueron también ocupados por mujeres. “El primer sector donde se concentró el nuevo empleo fue en “servicios diversos”, el siguiente fue servicios profesionales financieros y corporativos, y el siguiente fue comercio”. En este sentido, explica, cuando se habla de “servicios diversos”, estos se relacionan con actividades de reparación, mantenimiento, servicios personales, es decir, aquellos que ofrecen menores ingresos.
Sin duda, siempre es una buena noticia que más mujeres se incorporen a la fuerza laboral formal del país. De acuerdo con el IMCO, sumar 8 millones de mujeres a la economía para el año 2030 podría hacer que el PIB mexicano fuera 15% más alto. ¿Es esto posible? No si continuamos sin tener políticas claras de gobierno, y en las empresas, para incrementar la participación femenina en la vida económica, en la que solo 47 mujeres de cada 100 en edad de trabajar lo hacen.
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