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Esperanza después del diagnóstico: recuperando la calidad de vida tras el cáncer de mama

POR: María Paz Tagle Letelier, Directora Ejecutiva Mujer Impacta.

En 2023, fallecieron 2.263 mujeres en Chile por cáncer de mama, la mayor cifra registrada hasta la fecha según el DEIS (Departamento de Estadísticas e Información de la Salud). Esto representa un aumento del 12,87% respecto al año anterior y subraya la importancia de los controles anuales a partir de los 40 años.

Se estima que 9 de cada 10 pacientes podrían sobrevivir si la enfermedad es detectada precozmente. Sin embargo, además de la detección temprana, la rehabilitación física y emocional es crucial para mejorar la calidad de vida de las pacientes.

En Mujer Impacta se crean redes de apoyo con las distintas iniciativas con que trabajamos. La rehabilitación y el empoderamiento para miles de mujeres que buscan no solo sobrevivir, sino también recuperar su calidad de vida y autoestima es un desafío, y es ahí donde nacen emprendedoras sociales como Fortale-Senos y FEMPO, dos instituciones que están cambiando la forma en que las mujeres enfrentan esta enfermedad, ofreciendo esperanza y nuevas formas de superación.

El canotaje de Fortale-Senos, una práctica que inicialmente puede parecer intimidante, se ha transformado en una poderosa herramienta de rehabilitación para las mujeres que han pasado por el cáncer de mama. A través del remo, estas mujeres no solo trabajan en su recuperación física, sino que también fortalecen su salud emocional y crean lazos de apoyo mutuo. La ciencia respalda esta actividad, ya que el ejercicio contribuye a aliviar los efectos secundarios de los tratamientos y acelera el bienestar general.

Por su parte, FEMPO se centra en la sanación estética y emocional a través de la micropigmentación paramédica, permitiendo a las mujeres que han vivido esta enfermedad cerrar su proceso con la reconstrucción areolar. Esta técnica tiene un profundo impacto, ayudando a muchas a recuperar su autoestima y a sentirse nuevamente completas, marcando el final de una etapa desafiante y el inicio de una nueva fase de sanación.

El impacto de estas iniciativas no se mide solo en cifras, sino también en la mejora de la calidad de vida, la dignidad restaurada y la esperanza compartida por aquellas que enfrentan el cáncer de mama.

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