Diversos estudios indican que estar en contacto directo con la tierra a través de nuestros pies trae grandes y distintos beneficios para el cuerpo y la mente. En lo concreto, está comprobado que alivia la inflamación en todo el cuerpo, la cual es el origen de enfermedades como la diabetes, el asma, el alzhéimer, la artritis y más. Además, estudios corroboraron que mejora la calidad del sueño, mejora el estado de ánimo, aumenta el nivel de energía y es muy efectiva para combatir el estrés.
El Grounding o Earthing se basa en caminar descalzo sobre el pasto, tierra o arena; entrar en contacto directo con la energía de la tierra para revitalizar el cuerpo. Según la ciencia, los seres humanos somos seres eléctricos, capaces de emitir y captar energía, por lo que al entrar en contacto directo con la tierra se produce un intercambio de energía muy positivo para la salud de las personas.
“La tierra está cargada de electrones, y al caminar estos electrones son absorbidos por los pies descalzos. Es conocido que los electrones tienen un efecto antioxidante muy potente, y eliminan los radicales libres. Al practicar Grounding, los electrones de la tierra entran en contacto con nuestro cuerpo, obteniéndose así grandes beneficios”, explica Yolanda Peralta, farmacéutica y terapeuta bioenergética.
El desequilibrio entre iones positivos y negativos puede causar problemas de salud. Cuando nos sentimos cansados y con poca energía, puede estar relacionado con una pérdida de electrones, y por lo tanto con una falta de conexión con la tierra. Por ejemplo, en un pequeño estudio con 10 participantes sanos, todos quienes se conectaron a tierra utilizando parches en las palmas de las manos y las plantas de los pies. Tras el ejercicio, se midió la fluidez de su sangre, que es un factor de riesgo para las enfermedades cardiovasculares, y se vio que las personas puestas a tierra tenían la sangre más fluida.
Otra investigación logró comprobar que caminar descalzo en la tierra ayuda en la recuperación del organismo tras el ejercicio. Los investigadores utilizaron tanto parches como alfombras conectadas a tierra y midieron la creatina quinasa, una enzima que se produce cuando hay un daño en los músculos. También, midieron la concentración de glóbulos blancos y los niveles subjetivos de dolor. Los voluntarios experimentaron menos daño muscular y menos dolor e inflamación.
Además, a esta simple práctica se le reconoce la capacidad de aliviar la inflamación en todo el cuerpo, la cual es el origen de enfermedades como la diabetes, el asma, el alzheimer, la artritis y más. Mejora la calidad del sueño, mejora el estado de ánimo, aumenta el nivel de energía y es muy efectiva para combatir el estrés.
La arena de la playa, la hierba o los suelos cerámicos son las mejores superficies para practicarlo.”Nos podemos conectar con la Tierra de muchas maneras. Pero hay que saber que no todas las superficies son adecuadas”, afirma Peralta. “Lo más adecuado es caminar descalzo por arena, hierba o tierra, pero también, ladrillos, material cerámico, ya que todos ellos son buenos conductores. Por ejemplo, andar a la orilla del mar, cerca o dentro del agua, sería un buen ejercicio de Grounding, porque además, el agua salada es un buen conductor. Sin embargo, el asfalto, la madera, el plástico o el vinilo, al ser aislantes, no son adecuados para realizar esta práctica saludable”.
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