Desde la Semana de la Moda en Londres hasta las pasarelas de París, la disminución de cuerpos curvy ha sido notoria en los últimos años y las modelos lo respaldan.
Hace no tantos años, una oleada de movimientos inclusivos prometía transformar la industria de la moda, abriendo paso a una nueva era de representación para cuerpos diversos. El discurso “body positive” parecía consolidarse como permanente. Sin embargo, el regreso de las exigentes dietas y medicamentos para adelgazar parecen estar demostrando lo contrario.
Ozempic, Wegovy y Mounjaro son tan solo algunos de los medicamentos que se han vuelto populares para bajar de peso. Al mismo tiempo, celebridades que en algún momento defendían los cuerpos plus size —como Meghan Trainor y Lizzo— han dejado de hacerlo de forma visible.
Algo similar ha ocurrido en la industria de la moda, y los datos lo respaldan. Según el último informe de Vogue Business sobre la inclusión de tallas, hubo una disminución gradual en la inclusión total de tallas en Nueva York, Londres, Milán y París.
Así, de los 8800 looks presentados en 230 desfiles y presentaciones, el 0,8 % fueron tallas grandes y el 3,7 % tallas medianas, lo que significa que el 95,5 % fueron tallas regulares, algo que representa una ligera disminución con respecto a la temporada pasada.
Lo mismo asegura un reciente artículo de la revista Glamour, que expresa que en la Semana de la Moda de Londres 2023 hubo 85 modelos de talla grande, mientras que en este año el número se redujo a 23 y tan solo 10 en Milan. “Nueva York, que solía estar a la vanguardia, ha tenido una disminución del 50%”, asegura.
¿Tan solo una moda?
Para muchas modelos de la industria, el pasar de los años ha demostrado que el movimiento “body positive” nunca fue tan real como parecía. “Los últimos dos años han sido realmente difíciles”, expresó la reconocida modelo Skye Standley en entrevista con The Guardian al respecto. “Creo que se observa la separación entre quienes lo hacían porque había un movimiento en ese momento y quienes realmente sienten pasión por ello”, expresó Standley.
Algo similar aseguró la modelo Begona Ojinaga para Vanguardia “Persiste la sensación de que te contratan por cumplir con un tipo de cuerpo ‘ya tengo la curvy en la campaña’”. Así, el momento en el que el movimiento comenzó a perder fuerza, pareció ser que las marcas dejaron de preocuparse.
Hoy en día, el movimiento se asemeja más a una estrategia de marketing que a una causa que lucha por la inclusividad. “En todas las campañas cuentan con tener una pelirroja, una negra, una curvy, una alta y una baja, porque es lo que vende”, asegura Ojinaga.
Así, como escribió Eva Wiseman para The Guardian, pareciera ser que nunca fue algo completamente genuino: “¿Tuvo algún impacto el movimiento de positividad corporal? Me lo pregunto. Si fracasó, fracasó porque nunca profundizó lo suficiente: puso toda la responsabilidad de sentir esa positividad en el individuo, en lugar de cuestionar la gordofobia, el sexismo, el clasismo y el racismo que llevaron a la relación, a menudo violenta, que una persona tenía con su cuerpo”.