Amanda Sepúlveda O’Ryan, conocida como Amanda Paz, es una facilitadora de biodanza comprometida con el desarrollo humano y el bienestar integral, creadora del festival internacional BioFest y fundadora de la Escuela de Biodanza Amar. En entrevista con WT, Amanda profundiza en el poder de sanación de la biodanza, una disciplina orientada al bienestar emocional que, desde Chile, se ha expandido a todo el mundo.
La vida y vocación de Amanda Paz han girado en torno a la biodanza, un sistema de desarrollo humano creado por el psicólogo chileno Rolando Toro en la década de los 60, cuyo objetivo es promover el bienestar emocional y la conexión profunda con uno mismo y con los demás. La biodanza se basa en ejercicios grupales de música y movimiento, permitiendo a cada persona experimentar y expresar sus emociones, y reconectar con su cuerpo, su mente y el mundo que la rodea. Con un enfoque en “la alegría de vivir”, esta disciplina busca fortalecer el bienestar personal y las relaciones afectivas, aportando un sentido de pertenencia y comunidad.
Amanda explica en esta entrevista que la biodanza se estructura en cinco líneas de vivencia que fomentan el bienestar integral: la vitalidad, que conecta a las personas con la alegría de vivir y fomenta hábitos saludables; la sexualidad, que amplía el concepto de placer más allá de lo físico, integrándose en la vida cotidiana; la creatividad, que potencia la capacidad de cada persona para reinventarse y vivir de manera auténtica, invitándola a ser “artista de su propia existencia”; la afectividad, que es el núcleo de la biodanza, promoviendo la empatía y el amor; y la trascendencia, que invita a cada individuo a trascender el ego y sentirse parte de una realidad mayor.
Hace diez años, Amanda fundó BioFest luego de una sesión de biomagnetismo muy reveladora que la inspiró a crear un festival que mostrara la potencia de la biodanza. “Hice un festival que reflejaba las cinco líneas de vivencias que estructuran la biodanza, con distintos facilitadores, una ambientación colorida llena de magia y arte. Fue todo un éxito. Llegaron 300 personas al primer festival. Desde ese comienzo, muchas personas han encontrado su camino”, relata.
Después de ese primer despegue, Amanda ha organizado BioFest año a año en diferentes rincones del mundo plagados de naturaleza, ofreciendo un espacio de sanación espiritual que mezcla la música y las vivencias de la biodanza con otras disciplinas holísticas.
En entrevista con WT, Amanda Paz comparte su trayecto en el mundo de la biodanza, una disciplina que ha permeado los diferentes espacios de su vida y que en los próximos días compartirá en la nueva edición del Business Festival, un encuentro de mujeres emprendedoras a nivel latinoamericano que se desarrollará en Chile. Allí, las participantes aprenderán sobre las poderosas herramientas de la biodanza que podrán aplicar tanto en sus proyectos laborales como a nivel personal.
¿Qué es lo más valioso que te ha enseñado la biodanza durante estos 22 años de práctica?
Lo más valioso que me ha dado la biodanza es el vínculo profundo con la vida y la conexión con la grandeza humana, con el amor en su estado más puro. Esta práctica nos invita a vivir el amor y a sintonizarnos con la armonía del universo, recordándonos, desde lo micro hasta lo macro, que somos parte de una danza mayor. Además, siento que gracias a la biodanza me he convertido en parte de una familia, una familia que está presente en todo el mundo.
¿Qué experiencias ofrece BioFest a los participantes, entendiendo que se trata de un encuentro espiritual multidisciplinar?
La principal actividad es la biodanza, pero hemos añadido prácticas relacionadas con el principio biocéntrico y el desarrollo humano. Muchas personas llegan atraídas por actividades como yoga, temazcal, mindfulness, astrología, danza afro, shakti dance, masajes, kirtan, reiki, acroyoga, ceremonias de cacao, tarot, feng shui, y muchos otros talleres y espectáculos que ofrecemos. Los participantes terminan creando redes maravillosas y, por supuesto, quedan fascinados con la biodanza.
¿Por qué eligieron India como destino para esta edición de BioFest?
Elegimos India porque es un lugar único, considerado la madre de la espiritualidad, con personas que nos nutren con su devoción, entrega, simpleza y alegría. Queremos compartir también la sabiduría que tenemos en esta parte del mundo y sentimos que el BioFest es un hermoso intercambio cultural lleno de sincronías y magia. Más que elegir los espacios, sentimos que estos nos llaman. Se han abierto propuestas en lugares de gran energía, verdaderos portales del mundo que nos invitan a ir, y nosotros vamos. Todo se ha dado de manera impresionante, y el impacto en quienes asisten ha sido profundamente transformador.
¿Podrías compartir alguna historia de transformación significativa que hayas presenciado en biodanza?
Creo que la transformación más significativa que he presenciado fue la de una persona que había perdido el sentido de la vida. Estaba en un momento donde no quería seguir viviendo, pero el grupo, la biodanza y esa conexión profunda con la vida que despierta esta práctica le ayudaron a superar esos pensamientos. Hoy, esa persona está contenta, motivada y agradecida.
He visto a muchas personas que llegan con heridas profundas, y a través de las vivencias integradoras que propone la biodanza, encuentran la fuerza para cambiar sus vidas y eligen cómo quieren vivir. Es inspirador ver cómo esta práctica despierta el potencial de transformación en cada ser.
¿Qué consejos les darías a las personas que están comenzando a practicar biodanza y buscan experimentar sus beneficios?
A quienes empiezan en biodanza, les aconsejo no quedarse con una sola experiencia o una primera impresión. Es importante asistir a varias clases, al menos durante un mes, ya que cada vivencia es única y trabaja distintas líneas como la afectividad, vitalidad, creatividad, sexualidad y trascendencia.
La transformación verdadera lleva tiempo. A veces, la conexión surge en la primera vivencia, y otras veces se profundiza después de varias sesiones. Si es necesario, pueden buscar un grupo de biodanza que resuene mejor con su etapa de vida (como grupos de jóvenes, adultos, niños, adultos mayores, grupos diversos, entre otros). Recomiendo empezar en un grupo para principiantes, ya que la progresividad es fundamental en este camino de desarrollo humano.
¿Cómo ves el futuro de biodanza como herramienta de sanación y desarrollo personal a nivel mundial? ¿Crees que su popularidad está creciendo?
La biodanza está emergiendo como una herramienta poderosa de transformación global. La teoría de la resonancia mórfica de Rupert Sheldrake sugiere que cuando un grupo de personas desarrolla nuevos patrones de conciencia y comportamiento, estos pueden influir en otros y extenderse, creando un efecto multiplicador. En este sentido, cada vez que un grupo practica biodanza, cultivando la empatía, la conexión con la vida y el cuidado del otro, contribuye a una red invisible pero poderosa de transformación colectiva.
En un momento histórico en el que enfrentamos grandes desafíos ambientales y sociales, la biodanza emerge como una metodología que reconecta a las personas con la sacralidad de la vida, el cuidado mutuo y la preservación de nuestro planeta. Su expansión refleja una necesidad colectiva de recuperar la conexión con nuestro cuerpo, nuestros instintos, emociones y comunidad. Creo que la práctica de la biodanza está creciendo globalmente y ofrece un camino concreto hacia una humanidad más consciente, empática y comprometida con el bienestar de todas las personas.
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