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Amelia Earhart: La dama del aire

Es la piloto más famosa de todos los tiempos, a tal punto que sus logros en la aviación la pusieron a la altura de las grandes estrellas de Hollywood de la época. Fue la primera mujer en cruzar el Atlántico, pero su avión desapareció durante su último desafío, que era completar la vuelta al mundo, lo que dio para todo tipo de teorías sobre su muerte. 

Pocas figuras femeninas han tenido un impacto tan grande en la historia de la aviación como Amelia Earhart. Fue la primera mujer en cruzar el Atlántico en solitario (varias veces) y sumó diversos récords históricos apenas un puñado de años después de que los pioneros varones de la aviación lo hicieran. 

No creció para ser una típica mujer del 1900. Desde pequeña, en su natal Atchison, en Kansas, hacía cosas más asociadas a los hombres de la época: subir árboles, deslizarse en trineo o disparar un rifle. “Por desgracia crecí en una época en la que se esperaba que las niñas fueran tal y como la sociedad creía que debían ser”, escribió en  autobiografía ‘Por el placer de hacerlo’. 

Con la llegada de la Primera Guerra Mundial, se enlistó como enfermera de pilotos heridos en combate junto a su hermana Muriel. Eso le dio ocasión de conocer un campo del Cuerpo Aéreo Real, donde por primera vez sintió una atracción con la aviación, que terminaría por convertirse en una determinación cuando vio un espectáculo de aviones en California. Le rogó al piloto Frank Hawks que le diera una vuelta. Cuando el avión se despegó del suelo, Amelia supo que eso era lo que quería hacer por el resto de su vida. “Cuando ascendí hasta los sesenta o noventa metros supe que tenía que volar”, dijo tras la ascensión que duró poco más de 10 minutos, en diciembre de 1920.

Quedó tan entusiasmada que de inmediato tomó instrucciones de vuelo. Le impartió clases otra mujer considerada pionera de la aviación femenina, Neta Snook. A finales de 1922, Amelia consiguió comprar un aeroplano al que bautizó con el nombre de El Canario, y con el que consiguió su primer récord de altitud al volar a 14.000 pies (4.267 metros) de altura.

En 1928, Amelia recibió la oferta de formar parte de la tripulación junto con un piloto y un mecánico, así se convirtió en la primera mujer en cruzar el Atlántico. A bordo de un Fokker FVII bautizado con el nombre de ‘Friendship’ y tras un vuelo de 20 horas y 40 Amelia se convirtió en una celebridad. Rubia, alta y atractiva, Amelia se había convertido en una sensación que rivalizaba con las estrellas de Hollywood.

En 1937, anunció que intentaría dar la vuelta al mundo utilizando una ruta distinta a la habitual en estas travesías. Hasta entonces esos vuelos se hacían volando por los polos, pero Earhart, junto a su copiloto y navegante, decidió hacerlo siguiendo la línea del Ecuador. El viaje empezó el 1 de junio de ese año en Miami y tenía previsto llegar hasta Australia, dando toda la vuelta al globo. Entonces emprendieron un vuelo inédito en la historia de la aviación, que incluyó paradas en todos los continentes.

Pero cuando intentaban completar el último tramo, el avión se perdió del mapa cerca de las isla Howland. Lo último que alcanzó a comunicar fue “KHAQQ llamando al Itasca. Debemos estar encima de ustedes, pero no los vemos… El combustible se está agotando…”, y luego se perdió todo contacto con el avión. Nunca más se supo de ella. El gobierno americano se gastó 4 millones de dólares en su búsqueda y su marido buscó financiación privada para continuar la búsqueda, pero todo fue en vano. La falta de rastros hizo que nacieran múltiples teorías respecto a la desaparición de Amelia Earhart y Fred Noonan: que vivieron como náufragos en la isla de Nikumamaroro, o que aterrizaron en territorio japonés, tomados rehenes y luego devueltos a Estados Unidos bajo otros nombres por temas de seguridad.

El desenlace del vuelo de Amelia Earhart y el destino de los pilotos sigue siendo un misterio por resolver. El mito en torno a ella fue creciendo y hasta el día de hoy sirve de inspiración para jóvenes mujeres que quieren entrar a la aviación. En el año 2009, su vida fue llevada a la gran pantalla, de la mano de la cineasta Mira Nair, que dirigió la película Amelia, con la actriz Hilary Swank interpretando a la famosa aviadora.

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