Desde que alzó la voz para denunciar la discriminación detrás de los estereotipos físicos, la vida de esta comunicadora, escritora e influencer del Body Positive se transformó en una batalla, sin tregua, contra la gordofobia. En la actualidad, colabora en la elaboración de un proyecto de ley que busca garantizar el acceso a todas las tallas de prendas de vestir.
“Sufrí mucho antes de decidirme a compartir mis vivencias personales, por eso creo que me convertí en activista de una manera prácticamente involuntaria. Entre el 2014 y 2015, comencé a hablar de las inseguridades que tenía con mi cuerpo en el programa de televisión donde trabajaba. En esos años, no existían los influencers e Instagram, estaba recién partiendo. El hecho de comenzar a hablar, y revelar mi historia hizo que muchísima gente comenzará a escribir y contarme que estaba viviendo situaciones similares, como no encontrar ropa para su talla en las tiendas o evitar mostrarse en playas o piscinas.
Lo más difícil en este camino ha sido tener que soportar los cuestionamientos de por qué está bien ser cómo soy. Es impresionante lo que ocurre porque te exigen que justifiques el porqué te muestras tal y cuál eres, sin sentir vergüenza de tu apariencia corporal. En general, trato de ignorar o bloquear los insultos y descalificaciones, pero de vez en cuando me afecta el sentir que estamos estancados frente a este tema. No existe una semana en que no reciba ataques, a veces sólo por subir una foto en traje baño. Eso sí, los comentarios de apoyo son muchos más.
Continuamente, estoy haciendo charlas, conversatorios en establecimientos educacionales, municipalidades y fundaciones; así me he dado cuenta de que la gente no dimensiona el nivel de agresión que una persona puede llegar a sufrir sólo por su apariencia física. Existe una fijación y opresión sistemática con los cuerpos gordos, y lo peor es la justificación científica de la gente que te ataca, pero en nada contribuye burlarse de la gente gorda ni tratarla de enferma repitiendo conceptos que hoy están completamente obsoletos en el mundo de la nutrición.
Chile necesita empatía, somos desubicados y lanzamos juicios con respecto a la apariencia del otro con demasiada soltura. Es imperativo que los medios de comunicación masivos, como la televisión, dejen de hacer apología de la gordofobia promoviendo cirugías y dietas extremas.
Mi cruzada es por la salud integral y la dignidad de las personas. Hace un tiempo, hice un estudio sobre el impacto de las influencers en sus seguidores y cerca de un 40 por ciento, admitió tener actitudes compensatorias luego de ver ciertos contenidos. Las reacciones iban desde reducir la ingesta calórica dramáticamente hasta someterse a rutinas de ejercicio extenuantes o simplemente dejar de comer. Se trata de una cifra alarmante que revela la importancia de ser consciente y actuar con responsabilidad en todo momento”.
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