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Claudia Sheinbaum: Los retos de la primera mujer presidenta de México

“Concebimos un México plural, diverso y democrático. Sabemos que el disenso forma parte de la democracia, y aunque la mayoría del pueblo respaldó nuestro proyecto, nuestro deber es y será siempre velar por cada uno de los mexicanos sin distingos”. Fueron las palabras de Claudia Sheinbaum el pasado 3 de junio durante su primer discurso, una vez que se anunció el triunfo electoral. Sheinbaum será la primera mujer presidenta de México, el país que es la 12° economía más grande del mundo, y la segunda de Latinoamérica.

Sheinbaum Pardo, quien obtuvo aproximadamente 35.5 millones de votos -el padrón electoral mexicano es de 98 millones de personas-, tiene una licenciatura en Física, una maestría y un doctorado en Ingeniería Energética por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), de acuerdo con información de CNN en Español. Tiene 61 años. En 2023 contrajo nupcias con Jesús María Tarriba Unger, quien también es doctor en Física y actualmente labora para el Banco de México.

Hace poco más de 20 años, el actual presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, invitó a Sheinbaum -mientras él era Jefe de Gobierno de la capital mexicana- a participar como parte de su equipo de trabajo para que “bajara la contaminación atmosférica”, de acuerdo con una nota publicada por el periódico El Financiero, con información del libro “La disputa por México, de Alejandro Páez Varela y Álvaro Delgado.

Este sería el inicio de una relación de largo aliento y de una participación muy activa en la política. Sheinbaum se convertiría en secretaria del Medio Ambiente de la Ciudad de México en el 2000. En 2006 fue vocera de la campaña presidencial del actual mandatario. En 2014 participó en la formación del partido Morena. Después fue coordinadora para la elaboración del Proyecto de Nación 2018-2024. Fue Jefa de Gobierno de la Ciudad de México de 2018 al 2023.

Su destacada actuación la llevó a ser electa dentro de su partido, Morena, como la candidata a la presidencia, de acuerdo con información de Expansión Política.

La futura presidenta de México, quien tomará posesión el próximo 1 de octubre enfrentará múltiples desafíos -que ya se dejaron sentir en los primeros días después de que se anunciara su triunfo-. Por un lado, el hecho de que el partido político en el poder, Morena, obtuviera la mayoría calificada en la Cámara de Diputados -obtuvo mayoría simple en la Cámara de Senadores- y que ganara seis de las ocho gubernaturas que se disputaron el pasado fin de semana puso a temblar a los inversionistas. De acuerdo con información de El Economista, la Bolsa Mexicana de Valores el pasado lunes 3 de junio, tuvo su peor caída -desde marzo del 2020- después de que se dieran a conocer los resultados de la elección. Además, el dólar ganó terreno: alcanzó un valor de 17.7 pesos por cada billete verde.

“Aunque muchos mexicanos y mexicanas no coinciden plenamente con nuestro proyecto, habremos de caminar en paz y en armonía para seguir construyendo un México justo y próspero. Nuestro gobierno será honesto, sin influyentismos, sin corrupción, ni impunidad. Será un gobierno con austeridad republicana, disciplina financiera y fiscal con autonomía del Banco de México”, dijo también la futura presidenta durante su discurso.

Mientras no exista mayor claridad en cuanto a la dirección que tendrá el nuevo gobierno Sheinbaum no solo se enfrentará al nerviosismo de la Iniciativa Privada (IP) -el hecho de que pertenezca al mismo partido político que se encuentra actualmente en el poder ofrece atisbos de cómo podría ser su estilo para gobernar, pero no lo define-; sino también se enfrentará a una serie de temas sensibles para la sociedad mexicana, como la inseguridad. En México, en el 2023, de acuerdo con información del INEGI, se cometieron 12 homicidios por cada 100,000 habitantes a nivel nacional.

Motivar el uso de energías limpias también se perfila como uno de los grandes desafíos que tendrá la mandataria. En 2022, el país se comprometió a reducir sus emisiones de 22% a 35% para el año 2030. Para lograrlo, de acuerdo con información del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), requiere proteger sus recursos naturales, incentivar el transporte de bajas emisiones y generar energía con baja huella de carbono.

Desde hace algunos años -y teniendo como catalizador el periodo de pandemia- comenzó una tendencia de reubicación de las cadenas productivas con el objetivo de disminuir las disrupciones que significaba localizarlas en países lejanos de su principal mercado. Este fenómeno –nearshoring– de acuerdo con expertos, se vislumbra como un propulsor de la economía y el desarrollo en México; siempre y cuando se logren condiciones adecuadas, como una mejor infraestructura, que se asegure la disposición de recursos como agua y energía eléctrica, que exista talento calificado para satisfacer las necesidades de la industria y que exista certeza jurídica, entre otros muchos aspectos. Capitalizar esta tendencia se perfila también como uno de los grandes desafíos a los que la mandataria deberá enfrentarse.

México goza de una ubicación geográfica privilegiada que ha sabido rentabilizar. Forma parte, junto con Estados Unidos y Canadá, del bloque comercial más importante del mundo. En un documento publicado por la Embajada y Consulados de Estados Unidos en México en 2021, quedaba asentado que el TLCAN (hoy T-MEC) enlazaba 441 millones de personas que producen 17 trillones de dólares en bienes y servicios al año. Para el año 2026, el actual T-MEC será renegociado y renovado. Ante esto, en abril pasado, el secretario de Hacienda y Crédito Público Rogelio Ramírez de la O explicó, de acuerdo con una nota publicada en el sitio de Expansión, que se planteará un mayor nivel de exigencia por parte de los integrados del bloque. Es importante no olvidar que las elecciones presidenciales de Estados Unidos se llevarán a cabo en noviembre próximo. Y, sin duda, este escenario representará también un reto para la nueva presidenta.

Claudia Sheinbaum deberá enfrentar otros tantos desafíos. Y es que México tiene grandes oportunidades en temas relacionados con la salud, la educación, con la creciente economía informal, el desequilibrio de las finanzas públicas y con el avance en la disminución de la pobreza.

Sheinbaum Pardo ya hizo historia como la primera mujer al frente. Apenas -hace poco más de 20 años- hubo una reforma para incluir a más mujeres en el Congreso; después, se incentivó a que más mujeres fueran inscritas como candidatas en los puestos de elección popular. Se logró paridad en el Congreso y cada vez hay más mujeres como gobernadoras en los estados.

Sin embargo, México tiene pendientes históricos en materia de género, como la baja participación de las mujeres en la economía formal. Según explicó Valeria Moy, directora general del IMCO, ante el Congreso, y con datos del Índice Global de Brechas de Género, México está en el lugar 125 de 146 en cuanto a la participación de las mujeres en la economía, y en el lugar 112 en la medición de brecha salarial -las mujeres ganan en promedio 85% de lo que perciben los hombres-. Además, se requiere un sistema de cuidados, erradicar la violencia contra las mujeres y continuar promoviendo la igualdad de género, entre otros.

Para la futura presidenta, quizá, el reto más importante será continuar apoyando la agenda de género en un sistema político, cuyas posiciones clave tradicionalmente habían estado ocupadas por hombres. Esto, en un país donde la seguridad física y económica de las mujeres se ha visto gravemente comprometida durante los últimos años.

 

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