Fundado en 2017, el colectivo feminista La Rebelión del Cuerpo publicó este año su primer libro: “Contra los estereotipos”. Basado en los estudios que la comisión de investigación del colectivo viene realizando hace más de cinco años, y que ponen en evidencia los estereotipos y la violencia de género que viven las mujeres en diferentes ámbitos de su vida, desde la percepción en torno a su cuerpo hasta su experiencia en el ámbito profesional, este título busca generar reflexiones y hacer un llamado de alerta frente a la normalización de las violencias y discriminaciones de género que son integradas desde temprana edad.
Para ahondar en la perspectiva crítica de este nuevo material, en Woman Times conversamos con las sociólogas Catalina Garrido y Javiera Menchaca, ambas integrantes de la comisión de investigación de La Rebelión del Cuerpo y coautoras del libro.
Publicado por Editorial Montena (Penguin Random House), Contra los estereotipos integra un compilado de ensayos elaborados por La Rebelión del Cuerpo levantados a partir de los estudios que vienen realizando desde sus primeros años hasta ahora. Cada capítulo revisa una temática particular para dar cuenta de cómo los estereotipos de género son internalizados por las personas desde temprana edad, traducidos en una violencia simbólica que afecta principalmente en la autopercepción del cuerpo y la autoestima de las mujeres, y que se extrapola a diferentes ámbitos de su vida, como la relación con su sexualidad y la maternidad, y en los espacios de desenvolvimiento donde las brechas de género son constantemente perpetradas, como el lugar de trabajo y los discursos de los medios de comunicación.
Los estereotipos, alimentados a partir de la socialización de los roles de género que fundan actitudes y comportamiento que se espera de las niñas y mujeres, comienzan en el propio cuerpo, al cual se le obliga tener un rendimiento que cumpla con los ideales de belleza hegemónicos. Según los estudios realizados por la Rebelión del Cuerpo, las mujeres piensan en su cuerpo 3,6 horas diarias en promedio, mientras que los hombres 1,8 horas diarias.
Lo anterior, explican desde el colectivo, se traduce en una violencia simbólica que hace sentir culpables e inseguras a las mujeres que no tienen ese cuerpo validado socialmente. “Los mismos estudios que hemos hecho desde la Rebelión nos han ido mostrando cómo el tema del cuerpo no se queda sólo en la apariencia y en cómo nos vemos y nos sentimos, sino que eso se lleva a otros ámbitos de la vida, y por eso es tan importante hablarlo. Porque si tú pasas 3,6 horas al día pensando en tu cuerpo, eso impacta en otros ámbitos de tu vida. Si tú sientes que tu apariencia es insuficiente, vas a dejar de hacer ciertas cosas, y eso tiene impacto en tu trabajo, en cómo vives tu maternidad, etc.”, explica Javiera Menchaca.
Entonces, ¿qué es la violencia simbólica?
Javiera Menchaca y Catalina Garrido explican que la violencia simbólica – abordada día a día por los canales de comunicación de La Rebelión del Cuerpo- tiene que ver con la normalización que hacemos de los estereotipos de género, integrando la creencia colectiva de que ‘las mujeres y hombres son y deben comportarse de tal y tal manera’. “¿Cuántas veces hemos escuchado que los niños son buenos para las matemáticas y las niñas para las humanidades?”, ejemplifican las autoras.
Esta violencia simbólica, ejercida por las personas en general, por los medios de comunicación, por la publicidad, etc., son “estas ideas sutiles e invisibles que llevan a que internalicemos todos y todas en la sociedad que hay un cierto orden en relación a nuestro género, y que por lo tanto algunos pueden hacer ciertas cosas y otras personas no. El mayor problema es que son recursos (estereotipos) que vamos internalizando incluso quienes estamos en una posición de subordinación, entonces terminamos integrando, por ejemplo, esta idea de que las mujeres y lo femenino no son tan valiosas como los hombres y lo masculino. De ahí aparece esta idea de ‘ser niñita’, como una descalificación, por ejemplo”, explica Javiera.
Presentar esta violencia simbólica como una problemática de género es, entonces, uno de los objetivos centrales de Contra los estereotipos, dirigido principalmente a un público juvenil, en particular niñas y adolescentes, para que puedan tener a mano herramientas que les permitan identificar los estereotipos y la violencia de género que comienzan a constituir su mundo, la relación con ellas mismas y con los demás desde que son pequeñas.
Según explica la socióloga Catalina Garrido, “este no es un libro de autoayuda, más bien queremos entregar herramientas para que las niñas y las adolescentes que lean este material vayan generando una perspectiva crítica, que puedan cuestionar la violencia de género, quizás verse reflejadas en ciertos capítulos, y así estén mucho más preparadas para vivir en la sociedad en la que vivimos”.
Tal como se va abordando en cada capítulo, Contra los estereotipos enfatiza en la importancia de desprivatizar las experiencias de mujeres afectadas por los estereotipos y la violencia de género, pues se trata de un mal social que repercute en la población femenina en general en diferentes momentos de la vida y en distintos espacios. “Parte del valor que entrega el libro es poner a disposición que no estamos solas, que a todas nos ha pasado en algún momento alguna de estas situaciones de violencia de género, y podemos compartir esto, y en la medida en que nos vayamos sintiendo acompañadas en este camino también es mucho más fácil entender que nosotras no somos el problema”, sostiene Catalina.
Sé el primero en comentar